domingo, 7 de junio de 2015

El Fútbol y sus aledaños (183) - The Wire

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The Wire
(Artículo publicado originariamente en la web "El Diario de Mou")

En este barrio de casas baratas que es Twitter la única evasión de la realidad virtual son los chutes de  información dudosa. Los enteradillos compiten por adueñarse de cada esquina de la red social para acaparar el mayor número posible de puntos de venta. El trapicheo de datos es constante. Los yonquis demandan más material con el que poder chutarse. "¿Te has enterado de la última salida de pata de banco de dicho Casillas?". "Ni en mil años adivinarías a quien piensa fichar el Real Madrid y a quien va a vender para juntar el dinero". "¿Has oído el último zasca de Mourinho?". Es ahí donde está el negocio, los erretés y las faves con almejes. Y para averiguar quiénes son los capos que  dirigen el cotarro no hay más que seguir el dinero. Bueno, en este caso la acumulación de ego. ¿Quién tiene más followers? ¿A quién es al que más se ataca o se le hace la pelota? Pues a ese es al que hay que hay que pegar la oreja, tener bajo escucha en el TL de la cuenta.

En el Baltimore de hace un lustro al detective McNulty le asombra que un par de capos de tres al cuarto, Avon Barskdale y Rusell "Stringer" Bell, asesinen a docenas de personas con la más absoluta de las impunidades. Es un detective de homicidios al que se le acumulan los casos sobre la mesa y se encuentra en la frustrante situación de que ni siquiera resolverlos se traduzca en condenas para los culpables. Durante un juicio asiste en butaca preferente al enésimo homicidio del que se absuelve al sospechoso a pesar de que las pruebas son irrefutables. Después de que el juez golpea con su martillo sobre la mesa dl tribunal para dictar sentencia y se retira a su despacho, decide ir tras de él para aportar algunos datos de lo que acaba de suceder, sobre la futilidad del sistema y la inoperancia de los individuos encargados de engrasar los engranajes. Este es el arranque de la magnífica serie "The Wire", cuyo título se tradujo al español como "Bajo escucha". Bajo escucha tienen durante cinco temporadas de la serie a los delincuentes de Baltimore la unidad de delitos especiales creada como resultado de la conversación off de record de McNulty con su amigo el juez. Y de eso va la trama de la historia.

Bajo escucha tenemos permanentemente también a los miembros de la plantilla del Real Madrid y a su equipo técnico desde que empezó a haber trapicheo en las casas baratas de Twitter. No hay palabra que se haya dicho en el vestuario que no creamos saber, escena significativa de la que no es nos haya hecho un retrato robot fidedigno con la realidad. Creemos saberlo todo y estar en disposición de dictar sentencia. Porque todos son delincuentes y tarde o temprano cometerán un delito que les hará acreedores a la cadena perpetua. Casillas, sin ir más lejos, ya cumple condena desde hace tres años en la penitenciaría de Pelican Bay, Higuain en la de Poggioreale en Nápoles y Özill en la Torre de Londres. No ha faltado nunca un McNulty que le susurrase al oído a ese juez implacable que es la afición madridista algunas cositas que debía saber para alejar de sus afectos a algún capo del vestuario. El caso es que el Real Madrid está completamente intervenido desde hace unos años, hasta el último de sus teléfonos pinchados -hay que recordar aquella portada de los whatssaps del Marca-, cada rincón de Valdebebas infilado por alguna cámara y una legión de confidentes dispuestos a ponerle el sombrero rojo al culpable para delatarlo.

No es una situación saludable para el club, pero de lo que se trata es de sobrevivir al mono de datos. "¿Por que no rindió anoche sobre el césped el zaguero?". "¿Se le ha vuelto a escapar de la concentración y se le ha vuelto a ver de copas a altas horas de la madrugada?"."¿Qué le pasa al medio punta holandés que no da una a derechas?". "¿Es cierto que es un adicto al sexo y anda todo el día de burdel en burdel?"."¿Por qué se quiere ir a la Bundesliga nuestro medio centro titular?"."¿Es verdad que le ponía los cuernos a su mujer con una tonadillera del pop y por eso huye despavorido de España?" El futbolista y la folclórica es un lugar común desde los tiempos de Bernabéu. Anda que no hizo estragos Lola Flores en la antigua ciudad deportiva.

Cada vez que las relaciones profesionales entre el club y uno de sus jugadores se deterioran o pasan por ese momento de tensión como, por ejemplo, un proceso de ampliación de contrato, la afluencia de información sobre el personaje a las esquinas de las casas baratas de Twitter empieza a ser abundante y constante, buen o mala grosso modo dependiendo del interés del club porque siga, de lo elevado de sus pretensiones, de la necesidad de tener bazas con las que poder regatear desde una posición de fuerza. Siempre hay alguien de su entorno que dinamita las negaciones, nos dicen, es el dato con el que nos distraemos el mono cualquiera mañana entre semana, un padre, como en el caso de Higuain u Özil, un hermano, como en el caso de Ramos, o una pareja sentimental entrometida, como en el caso de Casillas. El caso es que al bueno de José Ángel Sánchez, nuestro "Proposition" Joe particular, el mago de los acuerdos, el líder en todas las negociaciones, siempre hay alguien que le boicotea sus esfuerzos para llegar a compromisos, y de todo ello tenemos enseguida noticia a través de los cauces de información habituales, esos viales que se pueden adquirir en algunos diarios, en la Sexta o en algunas cuentas de las redes sociales. De aquella reunión supuestamente privada entre Florentino Pérez y Sergio Ramos tuvimos cumplida noticia, con pelos y señales, a través de Josep Pedrerol y los suyos, y el resumen era claro: Ramos es un pesetero y René, su hermano, un tocapelotas de primer nivel. Lástima que no sea futbolista como Sergio. Aquella acadabrante situación: una reunión sin testigos de la que acabábamos sabiéndolo todo, hasta con frases entrecomilladas, me recordó a las exclusivas de José María García, que también lo sabía todo sobre la actualidad del Real Madrid porque en su nómina de confidentes menudeaban los presidentes de equipos de fútbol. Eso o que tenía autorización de algún juez para someter a los comparecientes a las reuniones a escuchas con micrófonos.

Del Real Madrid de la era de Florentino se sabe todo. Todo se convierte en show business o propaganda adversa contra los discrepantes. La firma del contrato de Rafael Benitez, por ir a lo más reciente, nos la radió casi en directo un reportero del Chiringuito de Neox. Florentino ha pasado de estar en guerra con la prensa a utilizarla en su provecho para difundir su imagen y la del Real Madrid, que yo creo que algunas veces se le solapan en su cerebro. Entiendo su estrategia si hago un ejercicio mental y consigo ponerme en sus zapatos. De vivir asaeteado por las portadas envenenadas de los diarios a servirse de ellas para mayor gloria de su persona hay un evidente paso adelante hacia mejor. Pero desde nuestro punto de vista, la de los yonquis ávidos de información con al que poder formarnos una opinión que aspira a ser la correcta, me parece contraproducente, nos acabamos chutando coca demasiado cortada, mezclada con sabe Dios qué mentiras interesadas o beneficiosas para alguien. ¿Qué sentido tiene la campaña de difamación contra Casillas y Ramos en la que Josep Pedrerol está embarcado desde hace años? Nos sobra el portero y a lo mejor haciéndole la vida imposible lograremos alejarlo, pero en el caso del central hablamos de un jugador determinante en el esquema. ¿Es buena política estar en guerra contra nuestros propios jugadores, servirse de terceros para arrearles los guantazos? A mi me parece que no.

Tampoco saber lo malo explica nada. El Barça ha sido una casa de putas esta temporada, perdóneseme la expresión. Con dos presidentes encausados por la justicia, su jugador franquicia investigado y multado severamente por Hacienda, el política del club cuestionada por la FIFA que le ha prohibido fichar hasta 2016 y la plantilla en pie de guerra con el cuerpo técnico. Si dicen que Ramos y Casillas han usurpado el liderazgo de Ancelotti, ¿qué decir de lo que le ha pasado a Luis Enrique con Messi, Neymar y Luis Suárez que han evidenciado su cabreo siempre que eran cambiados, hasta el punto de que el argentino rehusó ser sustituido en un encuentro y se salió con la suya? Y, ahí están, mientras escribo esto a escasas horas de completar un triplete. Las carajadas de Casillas, Ramos o quien sea, aunque fueran ciertas, no explican nada o, si se prefiere, explican poco de lo que sucede en el terreno de juego. Sabemos demasiado sobre cosas accesorias, y a lo peor ni siquiera son datos ciertos. Ojalá un concejal Carcetti venga a limpiar Valdebebas o, al menos, canalice el resultado de las escuchas para un mejor fin que el de putear a nuestros capitanes. Aunque, no sé, en el madridismo los florentinistas son aun más abundantes que los negros en la ciudad de Baltimore. Va a ser complicado. Aunque tal vez de todo igual, las calles siempre han sido así y mientras vendan viales en las esquinas de las casas baratas de Twitter con las que poder distraer el tedio...

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