domingo, 17 de agosto de 2014

El Fútbol y sus aledaños (162) - La Unión y el Fénix

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Casillas se gana otra vez el puesto
Vecchi, preparador de porteros del Real Madrid, cree que Íker «se merece jugar»
Tomás González-Martín
ABC - 15/08/2014

El Real Madrid ha recuperado a su portero ancestral. Casillas, como diría Cristiano, «ha vuelto». Ensalzado por unos, denostado por otros a lo largo de año y medio de disputas cainitas extradeportivas, el capitán ha comenzado la temporada como titular y ha vuelto a demostrar el nivel que definió su carrera. Tres buenas paradas salvaron al Real Madrid del peligro en la final de la Supercopa de Europa. Cristiano puso los goles. Bale puso el ritmo infernal. E Íker frenó los zarpazos del Sevilla.

Celebrado el título, en la madrugada galesa, William Vecchi, entrenador de porteros del equipo, hablaba de manera distendida ante ABC: «Casillas ha estado magnífico. Se merece jugar». Analizó de forma coloquial la calidad de Íker y de Keylor. «Será bonito el duelo entre Casillas y Keylor, pero ahora mismo Íker ha hecho méritos para seguir jugando». Las palabras del italiano tienen mucho significado. El veterano preparador de guardametas, hombre de confianza de Ancelotti, fue quien aconsejó la titularidad de Diego López hace un año. Y Carlo le hizo caso. Le otorgó la Liga. Luego, concedió la Champions y la Copa al cancerbero madrileño.

Buena Supercopa

Tras la tempestad viene la calma. Casillas denota mayor serenidad. Tranquilidad. Ya sonríe. Hace unos meses, su seriedad definía sus sentimientos. El jugador más internacional de la selección española está más concentrado. Quiere recuperar el puesto. Volver a ser el de antes. Ya lo es. La seguridad demostrada en el primer encuentro oficial ha callado a muchos críticos. «Ha jugado muy bien, como todo el equipo», señalan otros hombres del club.

Íker desea revivir el mismo ambiente que disfrutó durante trece años. Ya lo ha hecho. En Cardiff festejó el título con la alegría de tantos éxitos, emocionado. Ancelotti confía en él. Nunca había hablado del capitán con tanta claridad. Le ha defendido. El entrenador quiere romper con todas las tensiones de antaño. El míster piensa que eliminar ese foco atención es fundamental para consolidar la felicidad interna que vive la plantilla. Keylor Navas luchará con Íker por la titularidad, pero Carlo considera prioritario evitar el duelo mediático. Solo será futbolístico.

Diego López se despide

Ya desde Milán, el portero gallego que hasta hace unos días compartía equipo con Casillas y Navas, publicó una carta de agradecimiento. «Soñaba con ser futbolista, pero lo que nunca llegué a imaginar fue que llegaría a jugar en el club de mi corazón, el Real Madrid», escribió Diego López, el damnificado por la llegada de Keylor Navas.


La Unión y el Fénix

Es algo que nunca he entendido: La renuncia voluntaria de la afición atlética a celebrar sus títulos en la Plaza de La Cibeles, probablemente el rincón urbano más hermoso de España. Si el carro de la diosa pudiera rotar sobre sí mismo, como las sillas de oficina, y orientarse en torno suyo en cualquier dirección de los 360 grados que conforman la circunferencia, el punto de vista de La Cibeles de la ciudad sería cuasi perfecto, además de completo. Hacia el este, casi a espaldas de donde mira habitualmente, podría ver la Puerta de Alcalá y su joroba de la Torres blancas, un amanecer a diario tamizado por el monumento conmemorativo erigido para celebrara el amanecer de Madrid como gran ciudad europea. Hacia el norte y el sur la Avenida de La castellana, con sus bulevares arbolados con acacias y plátanos centenarios. Río de vegetación al que es asoman los edificios más solemnes de la urde, y aun de la nación, como acantilados rocosos encajonando el cauce fluvial que vertebra la capital y es su espinazo de adoquín y asfalto. Hacia el oeste el edificio Metrópolis, para mí el más hermoso de todos. Antaño las celebraciones eran totalmente improvisadas. Aprovechando el calor del verano, aunque si era invierno aun tenía más sentido, algunos se desafiaban entre sí a atreverse a chapotear en la cazoleta de la fuente para salpicar al mundo con la alegría por la victoria. Euforia a menudo incrementada en su intensidad por el consumo de alcohol. Bañarse en una fuente en una noche fresca solo está al alcance de borrachos d alcohol o de triunfo. Se trataba de hacer un poco el loco y desafiar a la guardia urbana. Un día era un día y ver ganar a tu equipo hacia que el reto mereciera la pena a pesar de su estupidez, que hasta tuviera sentido selemne. Y mientras algunos de bañaban en una lámina de agua que cubría poco más allá de las pantorrillas, otros se congregaban  para mirar a los bañistas, a  veces desde los coches que circulaban rotondeando la fuente, y se formaba un pequeño gentío de personas y de vehículos. El primer sarao importante de este tipo que recuerdo es el de aquella noche de Querétaro en la que Butragueño le marco cuatro tantos a Dinamarca. "Nos ha tangao el más enano", exclamó al parecer uno de los vikingos nórdicos. Luego, el más tocho, Zubizarreta, nos apeó del mundial al no saber parar un penalti a los belgas. Los atléticos renegaron de La Cibeles cuando las celebraciones madridistas en su entorno empezaron a hacerse habituales y la afición merengue tomó posesión del territorio abandonado por el enemigo sin siquiera tener que disputarlo. A caballo regalado... Con más razón si son dos leones.

Y es que tiene mucho sentido celebrar los triunfos en La Cibeles, y no solo por la belleza del lugar. Hacia oriente, coronando la cúpula de pizarra estilo bombier -con forma de casco de bombero francés, me informo "gugleando"- del edificio Metrópolis, la Victoria Alada despliega las alas y abre los brazos como si quisiera abrazar al vencedor, exhausto tras la batalla. El relato lo conocemos a través de Herodoto. Tras recorrer en tiempo record la distancia entre Atenas y la playa de Maratón, la infantería pesada ateniense pudo plantar cara a las tropas persas antes de que éstas lograsen desplegarse y hacerse fuertes en la costa. Los hoplitas griegos no tenían rival en el mundo conocido y más pronto que tarde empezaron a abrir brecha en el enemigo. Datis, el general persa, ensayó una medida desesperada, distrajo parte de sus tropas del campo de batalla de Maratón -a fin de cuntas contaba con superioridad numérica-, para atacar a la desguarnecida Atenas. Enterado Milciades, el general ateniense, del recurso de su homólogo en el campo contrario, ordenó a Fidípides dirigirse a la metrópoli para advertir a la población de que los griegos estaban ganando la batalla y que resistieran con fé cualquier embite que sufrieran porque pronto les llegaría el socorro.

Fidípides se despojó de sus armas y, aunque había luchado todo lo que iba de jornada, partió sin descansar siquiera un momento, se hecho al camino, que imaginamos complicado. La Península Ática era un pedazo de tierra pedregoso y desabrido, a menudo árido, de difícil arraigo para la vegetación y hasta para la cosecha, complicado incluso para trazar senderos o trochas. Pero el corredor no dejó de esprintar en todo el recorrido, aunque solo al caer la tarde pudo divisar Atenas, ya exhausto, muy falto de fuerzas, sin apenas resuello para poder hablar. Nos dice Herodoto que, al ver cumplida su misión, Fidípides cayó en tierra y que con última bocana de aire inspirada pudo articular dos veces el mismo nombre: "Niké, Niké". El inmenso esfuerzo realizado le había costado la vida, pero se la había dado a la ciudad, que advertida de la situación pudo cerrar las puertas de las murallas y organizar una defensa eficiente ante el ataque de las fuerzas de Datis. Ya solo restaba  esperar al socorro de Milciades.


Al igual que el propio Zeus, la diosa Niké, cuyo nombre es sinónimo de victoria, era hija de un titán, por lo que puede considerarse perteneciente a la primera estirpe de dioses griegos. Era capaz de correr y volar a gran velocidad, razon por la que se la solía representar alada y con las alas desplegadas, como si fuera a arrancara  volar en cualquier momento. La imagen más famosa de esta divinidad del panteón griego es la Victoria de Samotracia del Louvre, estatua a la que las vicisitudes del tiempo le han hurtado los brazos, pero en la que aun se aprecia toda la maestría de su autor, Fideas. La sutileza con la que está esculpida la tenue túnica que envuelve su cuerpo, que se pega a su pecho como si al tela estuviese húmeda y que se enreda entre sus muslos y ondea al viento, como si recibiera la brisa marina en ese mundo marítimo y portuario que era el de los griegos, ha servido como modelo para versiones de todas las épocas. La que corona el Edificio Metrópolis, menos lograda, aunque también muy hermosa, es obra del escultor Federico Coullaut Valera, y se muestra con menos recato que su hermana parisina. Tampoco se lo vamos a reprochar, en la distancia es difícil apreciar que muestra sus pechos desnudos. Si fuera posible tal vez la euforia durante las celebraciones fuera aun mayor.

Tal vez sea porque Adidas es la marca que ahora viste al Real Madrid o por cualquier otra razón, meramente el olvido y la falta de atención a los detalles, pero el caso es que jamás he oído mencionar a Niké en las crónicas sobre celebraciones madridistasas en La Cibeles, a las que casi todos los años dan pie los triunfos el equipo. La marca deportiva rival utilizó el de la diosa para darse un nombre y eso quizás explique el reiterado olvido. Pero lo cierto es que nunca falta en los reportajes gráficos de los festejos la imagen captada desde el Palacio de Correos, con la marea humana anegando la fuente y sus aledaños en primer término y el edificio Metrópolis al fondo con Niké completamente iluminada, ya sea por la luz color bronce del ocaso, si el partido ha sido en Madrid, o por la luz dorada de las luminarias, si el campo de batalla estaba lejos. El edificio y el club son casi coetáneos, ambos han cumplido su centenario hace relativamente poco. Con el paso de los años son cada vez más hermosos y aunque tienen trayectorias vitales paralelas, si los hados son benévolos -hay que recordar que Niké es la diosa de la fortuna-, coinciden al menos una noche al año, allá por primavera.

Fue mi amiga @Lalusquis quien en el transcurso de su reciente visita a Madrid, me recordó un dato que tenía olvidado y que resulta, además de curioso, muy pertinente en estos tiempos convulsos para la portería madridista. Antes que el actual, el edificio Metrópolis tuvo otro propietario, también una aseguradora, La Unión y El Fénix. El edificio se terminó de construir por encargo de esta empresa en 1911, utilizando un material muy novedoso entonces: hormigón armado. Eso motivó a los arquitectos que lo diseñaron a revestir los paramentos de esculturas y relieves, para poder enmascarar la aridez visual del material constructivo. ¿os imagináis un Santiago Bernabeu revestido de figuras esculpidas por Benlliure, como el edificio Metrópolis, o por los artistas del momento? Aquellos que sean figurativos, se entiende, que no tiendan a ensalzar la grandeza de la industria siderúrgica en sus obras. ¿Os lo imagináis? Yo tampoco. Pero un Bernie con una fachada principal corrida hacia La Castellana, hacia el río de vegetación arbolada y asfalto, sostenida por cariátides, como el Partenón, es una imagen que me convence, seducido como estoy mientras escribo esto por lo griego. A contemplar la belleza de la cúpula de San Antonio de los Alemanes, pintada por Juan Carreño de Miranda, cerca de la Plaza de la Luna, envié a @Lalusquis, para que fuera testigo no solo de lo parisino en Madrid, ella tan madridista, y que se enamoró al primer vistazo del edificio Metrópolis contemplado desde la terraza del Ateneo, como debe ser. Desde este edificio al caer la noche o en pleno ardor merengue de madrugada. Pero esa es otra historia, que tal vez narraré si soy capaz de mezclar fútbol con frescos barrocos de santos camino de los cielos. Bueno, la verdad es que algo se me ocurre, pero lo pospondré si caso al momento después de la jubilación de Casillas.


"El Real Madrid ha recuperado a su portero ancestral", es la frase que inicia el artículo de hoy en ABC de Tomás González-Martín. Casillas renaciendo de sus cenizas. Son muchos años con este mismo guardameta, y lo secular, lo ancestral, se asemeja a lo inmortal, aunque sean conceptos divergentes, que solo serían sinónimos si dejásemos transcurrir un lapso de tiempo infinito. El pasado glorioso de Iker casi nadie lo niega -algunos sí, que nos hablann de Niké en su  acepción como hacedora de la fortuna-, pero su futuro es realmente incierto. Cenizas de él fueron las que recogió Ramos con su cabezazo en la final de la Champions, como quien barre el serrín de los ancianos astros caídos desde el firmamento lisboeta. Era de noche ya cuando el Madrid renació de sus cenizas para que Bale, Marcelo y CR7 nos dieran un nuevo motivo para acudir a La Cibeles. A @Lalusquis le gustaría que Casillas fuera inmortal, que jamás abandonara el Real Madrid. Es un deseo irracional que nace del corazón no de la cabeza. Y no me parece mal, prefiero los sentimientos a los argumentos a la hora de crear grupos. Los motivos mutan, a veces se convierten en sus contrarios. Los sentimientos en cambio pueden durar perfectamente esa breve eternidad que es la vida profesional d un jugador de fútbol. Pueden y deben, porque otra cosa es traición. Sobre todo si procede esa frase que suele utilizarse de forma irónica: "Con todo lo que nos ha dado". Pues sí, el futuro es incierto y se reescribe a cada minuto, pero el pasado ya no nos lo puede hurtar nadie, salvo Terminator. A @Lalusquis no le gusta cuando se lo digo, pero está claro que la marcha de Casillas está próxima. Hace apenas una o dos semanas parecía inminente. Sin embargo, en esta situación tan complicada para ella le bastaría para estar contenta con que la salida del jugador fuese honrosa, digna, acorde con su pasado, con lo que nos ha dado, que es demasiado. Algo que también ha parecido un imposible estos últimos tiempos.

A nadie se le escapa, más que nada porque nos lo han hecho saber a través de sus terminales en los medios de comunicación y en Twitter, que el Real Madrid quería renovar completamente la portería, echar a los dos inquilinos de la temporada pasada y sustituirlos por Keylor Navas y por un segundo arquero de relumbrón. Se habló de Casilla primero, haciendo fácil los juegos de palabras. Después de Courtois y de De Gea. Y como se hacía difícil aplicar la máxima del Metro "antes de entrar dejen salir", se recurrió a la malas artes para hacer hueco en el atestado vagón. Así se nos anunció al llegada del costarricense mucho antes de resolver el problema, para dar que pensar a los que ya estaban. Hubo un momento incluso en que había cinco jugadores para el puesto, si se contaba también a los dos canteranos del filial, Jesús y Pacheco, situados en la pretemporada en ese limbo (in)existente entre el segundo y primer equipo. Se dejaron circular rumores sobre supuestas desaveniencias entre Casillas y el entrenador de porteros, Vecchi, que no se hablaban desde hacía un año, nos aseguraban en el Chiringuito pedrerólico. Se nos dijo incluso que el mostoleño había pedido su cabeza como requisito para continuar en el club en la radiada cena con el Presidente tras acabar la temporada pasada. Lo cual era incurrir en una contradicción, si al tiempo se nos quería convencer de que el club ansiaba su salida.



Quizás por eso ha de ser Vecchi quien nos anuncie, utilizando ABC como intermediario, que Casillas ha recuperado la credibilidad como titular de la portería: "Casillas ha estado magnífico. Se merece jugar". Porque ya que los gustos de Vecchi, supuestamente en las antípodas de lo que es Casillas, más afín al prototipo de Diego López -sea cual sea ese, que yo no lo tengo claro-, se han esgrimido a menudo como argumento de peso para desacreditar la capacidad del portero para el correcto desempeño de su profesión, procede usarlo ahora para revalorizarlo, para reconstruirlo desde sus cenizas. Y se necesita un intermediario porque era un secreto a  voces, nos decían hace bien poco con un año de retraso, que portero y técnico no se hablaban desde que éste mostró ante Ancelotti sus preferencias por el rival de áquel. Y que mejor mensajero que el diario madrileño, que tan bien informado de lo que ocurre en el interior de la Casa Blanca se muestra últimamente. "Será bonito el duelo entre Casillas y Keylor, pero ahora mismo Íker ha hecho méritos para seguir jugando", esa es la frase que redondea el argumento. Casillas coge la cuerda en la curva que precede a la recta final por la titularidad y relega a Navas a la calle dos, con más recorrido.

"Tras la tempestad viene la calma". Así empieza su análisis personal de la situación el redactor de ABC, una vez ha utilizado a Vecchi como testigo experto. Y la frase coincide punto por punto con la predicción que hacía el adivino que visitaba la aldea de Ásterix y ponía a todo el poblado a su favor tras escampar la tormenta. ¿Quien podría estar en contra de una afirmación así? Incluso los huracanes tienes ojos en su centro donde reina la calma. "Casillas denota mayor serenidad. Tranquilidad. Ya sonríe. Hace unos meses, su seriedad definía sus sentimientos". ¿Se puede considerar la final de la Supercopa de Europa como el renacer del Ave Fénix o solo como un breve intervalo de serenidad antes de precipitarnos hacia un dramático desenlace? El tiempo nos lo dirá o, como suele, nos dejará en la duda de lo que realmente ha ocurrido al usar su paleta de grises. Todo es susceptible de ser matizado. La primera intervención de Casillas, un rechace junto al palo sin excesivos problemas, le dió tranquilidad. La segunda, una parada a quemarropa salvando in extremis el empate, un disparar al muñeco que dirían sus detractores, le dio aplomo para el resto del partido. Está claro que hace tiempo que Casillas juega los partidos en su cabeza, razón de más para tratar de facilitarle un terreno de juego en buenas condiciones. Porque nos va mucho en ello. Concretamente los títulos. Así lo debió entender Coentrao, que tras su pequeño milagro fue a recompensárselo con un beso. Para mí al imagen del partido. Y que espero que no se convierta en el remake del "Beso de Judas", película dirigida por el mourinhismo hace ahora un año y protagonizada por Pepe con éxito de crítica y público.

"[Casillas] Quiere recuperar el puesto. Volver a ser el de antes. Ya lo es". El redactor de ABC ya ve al fénix renacido. Pero no solo él, nos asegura, es de esa opinión: "Ancelotti confía en él. Nunca había hablado del capitán con tanta claridad. Le ha defendido". Parece que al fin se hizo la luz en algunas cabezas: "Keylor Navas luchará con Íker por la titularidad, pero Carlo considera prioritario evitar el duelo mediático". En otras palabras: Ya que no podemos echarlo y nos lo tenemos que comer con patatas, ahora desandamos el camino recorrido para nada y tratamos de que recupere su prestigio. Y llamamos a esos chicos tan listos de ABC, que tan bien expresan todo lo que les topeamos. En el periódico de los Luca de Tena hay nivel. Me lo van a decir a mí, que soy lector a diario desde hace unas cuantas décadas.


¿Por qué Ganimedes sentado a horcajadas sobre un ave? La imagen, muy representada en pintura y escultura desde los tiempos de Fideas, alude al mito narrado por Ovidio en "Las Metamorfosis". Ganimedes era un bello pastor troyano del que se habría prendado Zeus, que consumía una dieta variada y equilibrada, es decir, que lo mismo le gustaba la carne que el pescado. El jefe de los dioses volvió una vez más a metamorfosearse -de ahí el título de la obra del poeta griego, que se centra sobre todo en las proezas sexuales de Zeus- para poder saciar sus apetitos, en este caso en un águila, raptando al muchacho y llevándole al Olimpo para convertirlo en su copero. Eufemismo supongo. El caso es que el muchacho era tan bello y dulce que a todos caía bien. Salvo a Hera, la esposa cornuda, que, dicen, se decantó por los aqueos en la Guerra de Troya porque no soportaba la causa del rey Príamo, que le recordara a su compatriota, esto es, al amante que su marido le había metido en casa. En ninguna otra indiscreción, y hubo muchas, Zeus había llegado tan lejos a la hora de ofender a su compañera. Lo cierto es que buena parte de los relatos de la mitología griega pueden entenderse en clave taurina, como los derrotes, embestidas e intentos de cornada de la astada Hera a los que corrían delante de ella y su marido, como en un encierro pamplonica. En toro, por cierto, se convirtió Zeus para poder raptar a Europa. Los astrónomos, que tienen mucho sentido del humor, y por lo visto estaban al tanto de los cotilleos que circulaban por el Olimpo, bautizaron los satélites de Júpiter -la acepción romana de Zeus- con los nombres de algunos de los desdichados que sufrieron la cólera de Hera por ser víctimas pasivas -en algunos casos en sentido también figurado- de su esposo: Io, Europa, Calixto y Ganimedes.

Los responsables de la aseguradora La Unión y El Fénix recurrieron al mito de Ganimedes a la hora de buscar un emblema para la empresa, lo que ahora denominamos como logo, pero lo cruzaron con el mito del Ave Fénix, ya que su campo de actividad principal eran los siniestros por incendios. La idea pudo serle sugerida o ocurrírsele al propio artista encargado de tallar el grupo escultórico con el que coronar la cúpula de la nueva sede de la compañía en la confluencia de Alcalá y Caballero de Gracia, el francés Charles René Saint-Marceaux. La escultura en bronce, de significado algo equívoco por lo que hemos visto, era bien visible para todos los transeúntes que discurrían por el arranque de la Gran Vía y Alcalá o por los aledaños de la Plaza de la Cibeles. El mito del Ave Fénix tiene una lectura concordante con la de Sísifo, y que ya abordé en otro artículo: "Sísifo en Metrópolis", que anticipaba este que ahora escribo, que lo tenía implícito sin yo saberlo. Cada título del equipo lo devuelve al inicio de la cuesta apenas coronada la cúspide. Cada consecución le hace renacer de sus cenizas, del desierto calcinado que supone la sequía de títulos, de extensión disparatada, inasumible, aunque solo abarque una temporada. A veces incluso media.

Durante unos pocos días del año 1972 ambas esculturas, la de Niké y la de Ganimedes sobre el lomo del fénix, convivieron la una junto a la otra, auqnue no en lo alto del edificio sino sobre la acera de la calle Alcalá. Fue mientras los nuevos dueños del edificio lo remodelan a su gusto y decidieron cambiar el remate. La unión del madridismo, que en Twitter parece una utopía. El querer ver renacer a Casillas, que es uno de los principales motivos de discordia, aunque no el único -la verguenza torera ha hecho recular a muchos en su aversión por Ramos, tras su testarazo en Lisboa-. La victoria que a menudo creo que no nos merecemos, aunque extienda sus alas con cierta regularidad y nos abarque a todos en su abrazo como si fuéramos iguales, piperos y mourinhistas. Sólo por la posibilidad de que @Lalusquis pueda cumplir su deseo de ver a Casillas alzando la Undécima estoy dispuesto a  cargar en la mochila una temporada más con el debate de la portería. Que no se resolverá en tanto Casillas no anuncie su marcha del club. Intuyo que será un calvario para él. Tampoco hay que ser muy avispado para llegar a esa conclusión. La vivirá con la espada de Damocles cerniéndose siempre sobre su pescuezo, con la posibilidad de experimentar en su carnes en cualquier momento un nuevo día de ira de esa parte de la afición que lo odia más por costumbre, incluso tras tener buenas actuaciones. El día posterior al de la Supercopa de Europa hubo una tensa tregua, pero al día siguiente ya volvió a pedirse su cabeza debido a la marcha de Diego López. Francamente, no sé si son condiciones, si tanta presión en contra se compensa con la defensa que recibe por parte de la prensa. Diría que no. Tampoco es tanta y no odia tan bien como lo hacen los tuiteros. En cualquier momento el águila puede arrojarse sobre él en pleno vuelo y raptarlo del equipo. Ya me parece un milagro que inicie esta temporada, que seguramente será la última en la que vista la equipación del Real Madrid. Ojalá Niké le reciba una última vez allá por mayo. Ojalá Zeus se entretenga con los traseros de otros. Ojalá Casillas sea más fénix que Ganimedes. Aunque hay que reconocer que en el oficio de copero tiene cierta experiencia. En solo tres meses ha alzado tres copas. Y podría brindar aun con una cuarta la próxima semana. Escancia, amigo Casillas, que lo mismo el alcohol me hace ver razonable eso de chapotear en un palmo de agua en una noche con fresco.


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