viernes, 15 de marzo de 2013

El Fútbol y sus aledaños (119) - Paso libre a Pepe


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"El hijo de Zidane" amenaza a Pepe
Diego Torres
El País - Madrid - 09/03/2013

El gran nivel de Varane crea un problema a Mourinho, que busca darle más minutos al central portugués, su defensa favorito, hoy titular ante el Celta en Balaídos

La silenciosa desaparición de Zinedine Zidane del organigrama del Real Madrid, en el verano de 2012, tuvo una repercusión tan exigua en los medios de comunicación como rotundos fueron los anuncios de su ingreso un año antes en calidad de director de fútbol. El rastro más visible que dejó el francés de su paso por Valdebebas fue un mulato espigado, de aire severo, que siempre iba tras Lass Diarra y Karim Benzema, y al que José Mourinho, el mánager, llamaba peyorativamente “el hijo de Zidane”. El muchacho de 18 años se llamaba Raphäel Varane y estaba a punto de iniciar una de las carreras más vertiginosas que se recuerdan en el eje de la defensa del Madrid.

Un partido contra el City, tres partidos contra el Barça y dos contra el United han convertido a Varane en un central de referencia en el fútbol mundial. Elástico, veloz, intuitivo y resuelto, el futbolista ha disipado todas las dudas en la hinchada y ha hecho sentir a sus propios compañeros que a su lado Pepe, el abnegado Pepe, solo puede ser un meritorio. La irrupción ha sido tan repentina que ha desconcertado al propio Mourinho. Preocupado ante el desplazamiento del hombre que mejor representó sus ideas en la última línea, desde hace semanas el mánager le da vueltas a las distintas posibilidades de la defensa como quien manipula un cubo de Rubik. Su alineación ideal siempre incluye a Pepe. Hoy en Balaídos le hará jugar de inicio bajo el argumento de que Varane se ha ganado un descanso.

“Seguro que el equipo que salga contra el Celta será un auténtico equipazo”, dijo ayer Karanka, en calidad de portavoz de Mourinho. “Ha habido jugadores como Varane, Ramos o Coentrão que han jugado los últimos tres partidos seguidos, y han sido partidos que requieren un gran desgaste. Se merecen descansar. Y aparte tenemos otros jugadores que merecen jugar”.

Instruido por los sermones de Lass y prevenido por la actitud distante de Zidane, que acabó marchándose por desavenencias profundas con el mánager, Varane contempló a Mourinho con la misma cautela con que Mourinho lo contempló a él. Los jugadores dicen que para el jefe el central era una especie de enchufado. Alguien que, además, inspiraba sus celos profesionales. Ni lo representaba Jorge Mendes, su agente, ni él había pedido su fichaje. La contratación de Varane, del Lens, en 2011, fue iniciativa exclusiva de Zidane. Que solo costara diez millones de euros añadió una carga de suspicacia en Mourinho, que desde que llegó al Madrid hizo gala ante el director general corporativo, José Ángel Sánchez, de poseer un ojo clínico privilegiado para detectar oportunidades en el mercado. Los más de 100 millones de euros que costaron los fichajes de Modric, Di María y Coentrão no son exactamente un aval. Ahora en Valdebebas dicen que al mánager le desagrada que se sepa que él no ha sido el autor del fichaje más rentable del club en las últimas décadas.

Mourinho no se fijó seriamente en Varane hasta septiembre, cuando decidió castigar a Sergio Ramos. Del mismo modo que utilizó a Adán para presionar a Casillas, el técnico empleó al francés para desquiciar a Ramos, quitándole de la alineación contra el City en la primera jornada de Champions. Tan asombrosa como la alineación fue la respuesta del novato. Varane completó un partido memorable. Pero volvió al banquillo el fin de semana siguiente y hasta enero solo disputó como titular tres de los 13 encuentros de Liga que se sucedieron, siempre emparejado con Pepe, y con Ramos en el lateral derecho. En el vestuario hay una controversia. Unos dicen que Mourinho le cuidó, dada su inexperiencia. Otros, que procuró borrarle del mapa para despejarle el camino a Pepe. En ese periodo, Albiol y Carvalho gozaron de iguales oportunidades.

Pepe se lesionó en diciembre después de que Mourinho le forzase a jugar con problemas físicos ante el Celta en la Copa y en Málaga en Liga. El mánager se resistía a imaginar un equipo sin Pepe. La lesión del portugués le obligó a decidirse por el central con mejores condiciones en la reserva. Ahí entró Varane, que, con continuidad, se afianzó en el puesto. Ahora parece indiscutible. Tan indiscutible como Ramos, que prefiere no jugar de lateral y le cierra el camino de regreso a Pepe. Todo un problema para el cuerpo técnico, tal y como dejó entrever Karanka: “Pepe es un jugador importantísimo para nosotros, pero está volviendo de una lesión (…) Si hay alguien que ha ayudado a Varane a estar como está ese ha sido Pepe [SIC]. Aquí se ha demostrado que no se juega por estatus, sino que juega el que mejor está”.

Fue el propio Jorge Mendes el que advirtió a Mourinho de que debía moderar sus exhibiciones de favoritismo por los jugadores que representaba para evitar que en Inglaterra se extendiera la idea de que crea clubes dentro de los clubes. De ahí la fingida derogación de la preferencia por estatus, las broncas sobreactuadas a Di María, etc. Más problemas para imponer a Pepe. Nada, en cualquier caso, que la persistencia de Mourinho no pueda resolver.

"La soledad de Varane" - Eleonora Giovio - El País - 2011/07/19

"El hijo de Zidane amenaza a Pepe" - Diego Torres - El País - 2013/03/09

"No defino el papel de Ramos" - Diego Torres - El País - 2012/09/22

"Fuego real para Varane" - Diego Torres - El país - 2012/10/23

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Mourinho castiga a Sergio Ramos
Diego Torres
El País - Madrid - 18/09/2012

El técnico concentra la responsabilidad de la crisis en el central, al que deja en el banquillo

Las dos filípicas de José Mourinho condenando a su equipo, en Getafe y en el Sánchez Pizjuán, tuvieron un destinatario en particular. Fue Sergio Ramos, el segundo capitán del Madrid, acusado por el técnico de no imponerse en Getafe a su marca personal, Alexis, en el 1-1, y de no cuidar su zona en el 1-0 del Sevilla, anotado por Trochowski a la salida de un córner. Esto es lo que interpretaron los jugadores en el vestuario tras la derrota del sábado pasado. Que el técnico no señalaba la culpabilidad de Di María, emparejado en el córner con Trochowski, sino a los guardianes de la zona correspondiente al segundo palo, en donde se situaron de entrada Xabi y Ramos. La diatriba de Mourinho abrió un conflicto interno del que no cabía un saldo edificante. El perjudicado acabó resultando Ramos, removido ayer de la alineación de un partido llamado a marcar la primera parte de la temporada y el camino hacia el título más añorado por la afición. Más que un castigo, la decisión tuvo el tono de una sentencia pública. Eso sí, como explicó Mourinho tras el partido contra el City, los antecedentes de hecho fueron puramente tácticos. “La decisión de no darle la titularidad a Ramos ha sido absolutamente técnica”, dijo el mánager. “¡Futbolística! Sergio es una gran persona y un gran profesional y no hay nada disciplinario en lo que he hecho”.

Mourinho ha concentrado las responsabilidades por la crisis de juego del equipo en Ramos, al parecer, reo de haberse distraído en dos jugadas a balón parado. Quitando al sevillano de la alineación, el mánager envía un mensaje intimidatorio a la plantilla. Es su modo de ejercer la administración deportiva y de gestionar el poder, circunstancias que le han elevado a una posición preeminente en el fútbol mundial.

Si hay un futbolista que ha ejercido la capitanía al viejo estilo ese ha sido Ramos. Jugador bravo, feliz de mandar, frontal, incapaz de maniobrar por la vía diplomática, recuerda a Fernando Hierro. El defensa ha sido el más destacado en el grupo que ha cuestionado a Mourinho. A nadie en la plantilla le ha resultado agradable la discriminación que ha hecho el entrenador entre los jugadores representados por Jorge Mendes, su agente, y los demás. Nadie aprobó las críticas públicas del técnico a los futbolistas. Pero fue Ramos quien manifestó el malestar con más vehemencia.

Mourinho, que alguna vez intentó seducir al andaluz, pronto comprobó que a Ramos no le interesaba hacer política. La contienda resultó desigual. El jugador se manifestó. El jefe, le tomó la matrícula. Esperó. Ayer, resolvió actuar blandiendo argumentos técnicos sin precisar. “Ramos no ha jugado porque el entrenador ha decidió que no jugara”, dijo. “Estamos hablando de un titular fantástico. Aunque hay expertos en inventar historias, quiero dejar claro que los problemas entre Sergio y yo son cero. Pensé que en este momento Pepe y Varane estaban mejor preparados para jugar este partido”.

El discurso de Mourinho en la sala de prensa del Sánchez Pizjuán, evitando asumir responsabilidades en el gol en contra, fue interpretado por los jugadores, que leyeron entre líneas, como una exoneración a Di María y una acusación a Xabi y a Ramos. “La imagen del equipo es el primer minuto”, comenzó el mánager. “No podemos trabajar más y mejor los balones parados. No podemos. Cada jugador sabe su misión, su posición. Los que marcan al hombre saben quién es su oponente y los que están en zona saben qué zonas tienen que ocupar. Tenemos gráficos en el vestuario… Y el primer córner del partido… gol”.

El presidente no debió de recibir con indiferencia la suplencia de su favorito

La importancia capital de Ramos en la consolidación del equipo que conquistó la última Liga, la jerarquía del central a la hora de brindarle una salida limpia al juego, y su proyección, con 26 años, como el central más completo de la última Eurocopa, no venció el resentimiento de Mourinho. Su decisión de quitarle de la alineación supone una humillación para el jugador y un desafío a la plantilla. Un aviso para quienes no estén dispuestos a plegarse en silencio.

"Mourinho Castiga a Ramos" - Diego Torres - El País - 18/09/2012

"El sacrificio de Ramos" - Diego Torres - El País - 22/09/2012

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El regreso del ‘Chori’
Diego Torres
El País - Madrid - 24/08/2012

Bajo sospecha la temporada pasada, el central Albiol respondió con solidez en el Camp Nou

Raúl Albiol debió suspirar aliviado cuando acabó el primer clásico de la temporada. Su actuación en la ida de la Supercopa, el jueves, puede considerarse como un regreso a la plena actividad después de dos años de postergación, entre el banquillo y la grada. Venía de atravesar un desierto. Sin ritmo competitivo, su actuación contra el Barça inspiraba suspicacias en la afición. Las dudas sobre su respuesta física y su estado anímico eran fundadas. Sin embargo, la respuesta del defensa fue sólida. En el peor de los escenarios, no cometió errores. Se anticipó a Messi cuando el argentino intentó la jugada individual, robó ocho balones y fue capaz de acompañar a Ramos cuando adelantó la defensa al círculo central en la segunda parte, maniobra que en el Camp Nou muy pocos han ejecutado sin sufrir una paliza.

Le llaman Chori y es el típico animal de vestuario. Los entrenadores le aprecian por su disposición al trabajo y es imposible encontrarse con un compañero que no le guarde cariño. Albiol, además de ser un defensa con recursos, es un buen tipo. Capaz de anteponer la amistad a la ambición, cabal y valiente, resulta un caso especial. El grupo de españoles del Madrid, con Sergio Ramos a la cabeza, siente debilidad por el jugador y la empatía se percibe en el campo. En partidos como el de Osasuna en la temporada pasada, o en la última vista al Camp Nou, la defensa madridista se ha coordinado con gran fluidez alrededor de Albiol. Con Casillas por detrás, Ramos a su izquierda, Arbeloa a su derecha y Alonso al frente, la buena comunicación ha compensado con creces la ausencia de Pepe.

José Mourinho le retiró la confianza durante su primera temporada en el Madrid y Albiol pasó de disputar 13 partidos como titular a hacerlo solo cinco en el curso pasado. El técnico decidió darle más carrete a Raphael Varane, de 19 años, que fue titular en siete partidos. La medida generó malestar entre los españoles, que pensaron que un campeón del mundo merecía ciertas prioridades. Mourinho se ha mostrado más receptivo a esta corriente tras la Eurocopa. La buena forma física del jugador ha ayudado al técnico a reconsiderar su postura y a renovarle hasta 2017. Pero dicen en el club que también ha pesado otro factor. Zinedine Zidane es el padrino futbolístico de Varane. Y la relación entre Mourinho y Zidane se ha enfriado notablemente en los últimos meses.

Los precedentes ponían a Albiol ante un compromiso ingrato en la Supercopa. Titular gracias a que Pepe sufrió un golpe en la cabeza, si fallaba, corría el riesgo de que le señalaran como el punto débil del Madrid. Si cumplía con honores, le esperaba el banquillo de todas formas.

Albiol salió airoso del duelo. Fue, después de Coentrão (11) y Ramos (10), el jugador del Madrid que más balones robó. Quizás porque Messi lo encaró más que a nadie, o tal vez por el efecto del tiempo que transcurrió sin competir regularmente, tardó en acomodarse sobre el terreno y reaccionó tarde en un par de acciones puntuales. Tuvo que cometer tres faltas en la primera hora de partido. La tarjeta amarilla que recibió por ello le condicionó en la acción del gol de Xavi. Si le hacía falta a Iniesta, lo expulsaban. Y a Iniesta no había otro modo de frenarlo. Así que, burlado por el regate maestro, se resignó a dejarlo seguir.

En el vendaval ofensivo del Barça, donde no hay defensa que no quede en evidencia tarde o temprano, Albiol se comportó con toda la solvencia que promete su historial. A sus 26 años, en el umbral de su madurez como central, dio la mejor versión de sí mismo.

"El regreso del Chori" - Diego Torres - El País - 24/08/2012

"La apuesta personal de Del Bosque" - Diego Torres - El País - 01/06/2012



La fe de Carvalho
Diego Torres
El País - Madrid - 18/11/2011

Tras dos meses de baja, el central del Madrid vuelve seguro de su importancia en el equipo

Ricardo Carvalho no consigue olvidar septiembre. Empezó el mes abandonando la concentración de la selección de Portugal cuando supo que había perdido la titularidad y lo acabó inscrito en los misteriosos partes de bajas de Valdebebas con un diagnóstico que rezaba "lumbalgia". Entre una cosa y la otra, a sus 34 años, perdió su condición de central de referencia en el Madrid y fue ruidosamente despedido a perpetuidad de su selección. Disputó su último partido de la Liga en Santander el día del empate a cero más raro de los últimos años y en el que Mourinho pidió explicaciones a sus jugadores y ellos se le revolvieron para exigirle un cambio de método y actitud. El miércoles pasado, dos meses después de su exilio entre las camillas de la enfermería y las máquinas del gimnasio, se volvió a saber de Carvalho. Le vieron dando vueltas al campo, al trote. En el vestuario creen que está listo para viajar a Mestalla. Dicen que tiene fe en la palabra de su entrenador.

El mensaje que Mourinho trasladó a Carvalho hace dos meses, cuando le dolía la espalda, fue nítido. Según fuentes de la plantilla, le comunicó que se recuperase tranquilamente. Que no había necesidad de precipitarse. Que lo más oportuno era oxigenar al grupo con la participación de todos los jugadores en los partidos para que todos tuvieran minutos y estuviesen contentos. Que cuando llegasen los partidos decisivos volvería a jugar.

El regreso del mejor defensa portugués de las últimas décadas anuncia un inesperado dilema para su entrenador, Mourinho. ¿Cumplir su palabra y devolverle el puesto o dejar las cosas como están, con Ramos comandando la zaga y Arbeloa como lateral derecho? Desde que Carvalho dejó de jugar, el Madrid ha completado su mejor racha de juego con Mou al frente. Lo dijo ayer Cristiano: "Estamos entreteniendo a la gente. Ahora jugamos bien al fútbol y eso es lo más importante".

Siete encuentros de la Liga y dos de la Liga de Campeones que se tradujeron en nueve victorias y un despliegue ofensivo y defensivo casi perfecto. El promedio de goles en contra es inferior sin Carvalho (0,7 por partido) que con él (0,9). Las estadísticas mejoran, aunque para que los datos fuesen verdaderamente significativos sería preciso contrastar a la nueva defensa frente a rivales de más entidad. La visita a Mestalla de mañana servirá para medir la excelencia de este Madrid tanto como el nivel de un Valencia en plena regeneración.

No hay nadie mejor que los compañeros para juzgar a un futbolista. El retrato que ofrecen de Carvalho es el de un central sabio y un hombre honrado que no participa de camarillas de ningún tipo. Se lleva tan bien con los españoles como con los portugueses.

Fichó por el Madrid gracias a una mezcla de dos cualidades: su eficacia en el campo y su amistad con el agente Jorge Mendes, que, a su vez, representa a Mourinho. El técnico le quería para controlar con gente de su confianza la zona más sensible del equipo: las puertas de la portería.

A Mourinho le gusta establecer lazos de complicidad con sus jugadores. Considera que contar chistes a la plantilla en las sobremesas resulta tan necesario como promover en el grupo una fe ciega en sus decisiones. Sin embargo, son intereses estrictamente profesionales los que unen al entrenador con el jugador más veterano de su línea de cobertura. Hace años que Carvalho y Mourinho tuvieron un roce que marcó su convivencia: el día que el jugador anunció que dejaría el Chelsea si seguía en el banquillo. Sucedió en la primera temporada del técnico en Londres, la 2004- 2005. Las cosas comenzaron a enturbiarse cuando Mourinho empezó por alinear a Terry con Gallas en el primer partido de la Liga, frente al Manchester United. Como se sintió injustificadamente marginado, Carvalho acabó por anunciar en público que, si no jugaba, se marcharía a otro club. Mourinho lo interpretó como una deslealtad. Tras escuchar el reproche del técnico, Carvalho le advirtió de que él solo debía lealtad a sus amigos y a sí mismo y que si él había fichado por el Chelsea no era para pulir el currículum a la sombra del mejor entrenador de todos los tiempos, sino para jugar al fútbol. Desde entonces ambos se respetan a una distancia prudencial. La relación se sostiene gracias a la intermediación constante de Mendes.

Pocas veces una lumbalgia ha postrado a un jugador dos meses seguidos. Este es el caso de Carvalho, de quien sus colegas observan que ha preferido alargar su rehabilitación con un asombroso sentido de la prudencia. Ahora vuelve. Confía en que el técnico no le va a fallar. Pero en el vestuario no están tan seguros. Ven a Mourinho en una encrucijada: para cumplir con Carvalho precisa desencantar a los españoles, mover a Ramos al lateral y dejar fuera a Arbeloa. Es decir: las tensiones parecen inevitables.

"La fe de Carvalho" - Diego Torres - El País - 18/11/2011



Pepe, el blindaje de Mourinho
Diego Torres
El País - Madrid - 12/02/2013

El técnico madridista recupera a su mano derecha en un sistema defensivo que considera clave en el cruce

José Mourinho lleva semanas preparando este día. Ponderando, imaginando, calculando cuál es la mejor manera de organizar a los seis hombres que formará entre el centro del campo y la defensa para desactivar el ataque del Manchester. Solo un hecho inesperado, el formidable partido de Varane en el clásico de Copa, el 30 de enero, le ha llevado a considerar nuevas posibilidades. Dicen en Valdebebas que lo primero que hizo el técnico, tras comprobar la repercusión que había tenido la actuación del francés, fue mandar a Pepe a acelerar su recuperación. El 1 de febrero, exactamente un mes después de su operación de tobillo, Pepe salió a correr por primera vez. El lunes 4 sus compañeros le vieron, asombrados, incorporarse al entrenamiento con balón. Estaba lento, fuera de forma, apresurado, esforzándose por romper los límites que le ponía el cuerpo. Con 29 años estos límites son más visibles y la puesta a punto se alarga. Pero Mourinho le necesitaba. Le quería para hoy porque para el mánager era urgente que su brazo derecho custodiara los accesos a la portería de Diego López.

Asegurada la presencia de Pepe en el centro de la zaga, y comprobado en cada entrenamiento el excelente nivel de Varane, ahora la plantilla se pregunta algunas cosas. ¿Romperá Mourinho la pareja Pepe-Ramos para desplegar el dúo Pepe-Varane? ¿Trasladará a Ramos a la banda prescindiendo de su fiel Arbeloa? ¿Se atreverá a dejar a Ramos, el capitán, y su mejor defensa, en el banquillo? ¿Se meterá en otro lío? La mayoría se inclina por apostar a que Ramos jugará, pero no tiene claro en qué puesto. La mayoría del vestuario también pronostica un partido de desgaste, de rigor táctico, de más precaución que atrevimiento. Si el Manchester sale a tener el balón, cosa rara, mejor.

Hay tres cuestiones que concentran la atención de Mourinho por encima de todo lo demás, cuando se trata de preparar partidos importantes. Primero, la lealtad de sus hombres. Segundo, el análisis del juego ofensivo del adversario con el fin de explicar a su equipo cómo neutralizarlo. Tercero, la creación de señuelos para que el rival se adentre en terreno del Madrid con el balón controlado, propiciando el error, el robo y el contragolpe. En resumen: que en el plan del mánager el ataque es una consecuencia de la defensa. Defienden todos para que algunos intenten hacer goles. Lo básico es no encajarlos.

Florentino Pérez se desencantó con Mourinho el día que el Madrid quedó eliminado de la Champions ante el Bayern (2-1). El empate (2-2) contra el Dortmund en la pasada liguilla no hizo más que ahondar en una apreciación arraigada en el palco del Bernabéu: después de dos años y medio de labor, el mánager no consiguió que el Madrid, con el presupuesto más elevado de la historia, consiga imponerse con un mínimo de claridad en la Champions. De los 10 encuentros europeos que el equipo ha disputado desde 2010 contra adversarios que aspiran al título (Barça, Milan, Bayern Múnich, Borussia y Manchester City), ha ganado tres, perdido tres y empatado cuatro.

Hasta ahora, los planteamientos de Mourinho, centrados en la organización sin el balón, no han dado frutos en los momentos culminantes de la Champions. En los últimos tres años el único precedente de una eliminatoria a doble vuelta con un candidato al título, jugando la ida en casa, es la semifinal contra el Barça en 2011. Ese día el Madrid salió a jugar con Pepe, Khedira y Alonso en el medio campo. El Barça ganó por 0-2.

Ante el Manchester, más que nunca, el trivote parece una opción innecesaria. Por lo demás, Mourinho prepara el enfrentamiento sin cambiar de idea. A la organización defensiva como prioridad ha sumado la selección de los futbolistas más leales a su persona, incluso por encima de criterios de calidad.

La postergación de Marcelo en lugar de Coentrão en el lateral izquierdo es el caso más evidente. Marcelo se reincorporó con sobrepeso tras las Navidades, después de dos meses en reposo para curar la operación de un pie. Los médicos aclararon al mánager que el jugador se cuidaba pero que su metabolismo no le ayudaba, y que no ganaría condiciones hasta que no jugase. Varios miembros de la plantilla opinan que Mourinho pudo dar minutos progresivamente a Marcelo en varios partidos resueltos (dos veces en Mestalla, contra el Getafe y el Sevilla) para que recuperara la forma pero, sin embargo, le mantuvo apartado. En el vestuario se recuerda que una de las causas de la eliminación ante el Bayern el año pasado fue la suplencia de Marcelo en la ida en Múnich.

"Pepe, el blindaje de Mourinho" - Diego Torres - El País - 2013/02/12

Paso libre a Pepe
(Artículo escrito con la colaboración de @DiosaMaracana)
(Artículo editado originalmente en el Blog: Madridismo Subversivo)

Estimados lectores, queridas lectoras, para leer este artículo es necesario previamente haber saboreado lo publicado por Diego Torres sobre los centrales del Real Madrid, en distintos artículos: "El hijo de Zidane amenaza a Pepe" (9/3/2013), "Mourinho castiga a Sergio Ramos" (18/9/2012), "El regreso del ‘Chori’" (24/8/2012), "La fe de Carvalho" (18/11/2011) y "Pepe, el blindaje de Mourinho" (12/2/2013). Pero si no tenéis tiempo, no os preocupéis, que iremos desgranando, de seguidas, lo esencial. Pónganse cómodos y disfruten de la lectura:

Dentro del comando creado por el Grupo PRISA para desestabilizar al Real Madrid, al que ocasionalmente se unen otros periodistas con cometidos menos específicos, quien quizá tenga una asignación de tareas más clara es Diego Torres. Pudiera ser que parte de esas tareas se las haya asignado él mismo, pero ya se vio en un artículo anterior de este blog, referido a los ataques a Mourinho tras la que algunos llaman Semana Fantástica del Real Madrid, vimos que el reparto de las misiones es bastante coherente, sin duplicidad de esfuerzos. Entre esas tareas que creo que son competencia de Diego Torres en el organigrama del citado comando, destacan dos. La primera, compartida con otros periodistas, es tratar de desacreditar a Mourinho, sin sacar a colación la figura de Florentino Pérez, que sólo es citado por el argentino en sus artículos ocasionalmente, aunque, eso sí, siempre de forma negativa. La segunda, la de rebajar el nivel de alegría, la temperatura emocional, por así decir, del madridismo. Si la atmósfera está fría o templada, trata de dar motivos para juzgarla como negativa, de hacer ver a los aficionados que su club es una zona catastrófica, víctima de un huracán llamado Mourinho, y no por capricho. Sí resulta caldeada, trata de rebajar la euforia, convirtiendo los motivos de alegría en motivos para la angustia, y tratando en todo caso de que las cosas que van bien no se puedan computar como aciertos del entrenador de Setúbal. Así, si la semana pasada puso peros a las alegrías que habían traído las buenas actuaciones de Modric y Diego López en Old Trafford, ésta el objetivo es deshinchar la auforia desatada por la irrupción de Varane en la élite futbolística. No quiera Dios que haya un madridista despistado por ahí que piense que la vida es bella, siquiera en instantes puntuales, y menos por la actualidad de su equipo.

Y el asunto de Varane entronca con uno de los grandes temas de Diego Torres, el de los centrales del Real Madrid. Asunto mollar, y no sólo para este periodista, sino para la prensa madrileña en general. Son muchos los temas secundarios que engloba éste: la marginación de Albiol; los "maltratos psicológicos" a Carvahlo; el favoritismo con Pepe, de la famosa guardia pretoriana; la sofocación de la revuelta de los capitanes. Tema jugoso que es un universo en sí mismo, que tiene infinidad de facetas y vericuetos, de recodos en el camino donde tender la celada a Mourinho y despojarlo de todo su crédito para desnudarlo ante los aficionados. Es este tema a Diego Torres lo que el Bosque de Sherwood a Robin Hood: un territorio umbrío cuya geografía domina y en el que se siente a gusto, protegido por la floresta ante los ataques frontales del enemigo.

Pero no es oro todo lo que reluce, si es que hay algo que reluzca en la prosa de Diego Torres. Este reinventarse todos los días la leyenda, este encajar las piezas nuevas que van surgiendo del puzzle, hace imposible no caer en incongruencias, las ingenuidades y contradicciones; por mucho que se abuse del recurso de atribuir las tesis a "los compañeros" del jugador cuya situación se analiza o a “los empleados” del club, pero nunca sin personalizar. Hasta 9 artículos diferentes, que aluden a la totalidad de los centrales de la plantilla, he encontrado sobre los affaires relacionados con el puesto de central en el Real Madrid. Y eso sin haber realizado una búsqueda exhaustiva. Sabe Dios la hemeroteca que habría creado si hubiera peinado toda labor de Diego Torres en el diario El País. Así que es tema recurrente, que repite una y otra vez con ligeras variantes, cromáticas o de tratamiento, más o menos ajustado al asunto -como si estuviera diseñando una serie de sellos, se me ocurre-. Como casi todos los que trata este señor, por otra parte.

Los madridistas más o menos veteranos seguramente se sorprenderán, como yo desde luego, de que sea posible que en la situación actual del equipo alguien se las ingenie para convertir el puesto de central en un problema; que simplemente se atreva a intentarlo. Si hasta esta temporada eran los puestos del medio campo la obsesión del madridismo -no me atrevería a asegurar que los de la portería y la delantera no sean problemas pasajeros-, durante muchísimos años lo fue el puesto de central. Si ha existido un puesto maldito para el Real Madrid ha sido ése. No me extrañaría que fuera el puesto en el que más dinero se haya invertido en fichajes, con una rentabilidad paupérrima. Y no es de extrañar. El puesto de central es realmente expuesto en el Madrid dada la idiosincrasia del equipo. La afición tiende a tener poca "devoción" con los centrales aseados, capaces de solventar problemas, pero que son incapaces de iniciar la jugada. Un central que abuse del patadón es raro que sea  bien visto en el Bernabéu. Pero los errores se pagan peor. Con el equipo generalmente muy adelantado, a menudo cogido a contrapié en el contraataque, los centrales suelen verse muy exigidos, y es raro el partido, por muy plácido que transcurra, en que no se vean en un par o tres de situaciones harto apuradas. Y si con la falta de calidad se es poco paciente, con los errores en la zaga no hay perdón, porque suelen acarrear el gol en contra, o en propia puerta que es peor.

Tantos años penando por la falta de buenos centrales, que resulta muy sorprendente que la sobreabundancia actual Diego Torres nos la quiera hacer ver como un problema. De ahí que eche mano del recurso de los favoritismos y las fobias. Si no sería imposible. Ramos y Pepe llegaron a ser considerados el año pasado por la prensa, de forma casi generalizada -y ya sabemos que el defensa portugués no es precisamente uno de sus favoritos, que los elogios ha de ganárselos a pulso- como los dos mejores centrales del mundo. A esta situación casi idílica se suma ahora la irrupción de Varane que, con su actual progresión, no tardará en discutirles a los dos teóricos titulares ese título honorífico. Así que estamos en vías de tener quizá los tres mejores centrales del mundo mundial en nuestra plantilla. No sería descabellado esperarlo. Pues, da igual; al señor Torres le parece una catástrofe de proporciones bíblicas, producto de las actitudes satánicas del entrenador madridista.

Y no, no es nada fácil conseguirlo. No ya tres sino siquiera uno. Tantos son los centrales que hemos visto fracasar. Tantos los prototipos ensayados. A la calidad había que sumarle temperamento. Lo de crucificar a la gente no es afición de ahora, la prensa lo viene haciendo desde que yo recuerde. Y en el puesto de central solía haber presa segura. Solían afianzarse en el puesto a la larga los que aguantaron el chaparrón inicial, que no acostumbraba a ser inferior al par de años. Lo lograron, sin ir más lejos, el actual segundo entrenador, Karanka, y su paisano Alkorta. Como sobrio nos describe al primero la página web del Real Madrid. Vino del Athletic, precisamente para suplir a Alkorta, que retornaba a su tierra por razones familiares, justo tras haber superado la novatada y empezar a afianzarse en el puesto. Alkorta pasará a la posteridad, entre otras cosas menos desairadas claro está, por haber sido el defensa al que Romario dribló con la primera cola de vaca que se vio por estos lares. Casi nada. Pues, a pesar de eso, del descrédito aparente que eso supuso, de la rechifla generalizada, logró hacerse sitió, en el equipo titular del Real Madrid y en el corazón del madridismo. Ambas cosas bastante complicadas. Por todo esto sorprende la irrupción de Varane, su seguridad, su aplomo, su confianza en sí mismo, que le lleva a tomar riesgos, a fiarse de sus facultades físicas cuando parecen mal dadas, a sostener la carrera de Messi y superarle incluso, a arrebatar el balón a los delanteros contrarios siendo último defensa y en plena área propia. No es sólo su calidad y su fuerza, es lo rápido que ha madurado y sin apenas titubeos o pasos atrás. Pues, olvídense, todo esto a Diego Torres le parece un grave problema.

El problema que representa Varane, según Diego Torres, es triple y alambicado. Supone tres aspectos en uno, que se enroscan en torno a un eje común: la irrupción del muchacho prácticamente de forma inopinada, para crear una auténtica trenza de tres tiras, que es un adorno precioso y sugestivo en el discurso de Diego Torres:

1.- En primer lugar estaría la amenaza que su irrupción significaría para Pepe, uno de los enchufados de Mourinho, inmerso en la fase final de la recuperación de su lesión -es decir, en situación delicada-, cuando empieza a contar con minutos de juego. El ascenso de Varane "ha hecho sentir a sus propios compañeros que a su lado Pepe, el abnegado Pepe, solo puede ser un meritorio", nos dice Torres. Es curioso que el periodista argentino descarte la posibilidad de que se trate también de una amenaza para Sergio Ramos, que sus compañeros no recelen de su suerte también. Quizá sea porque el de Camas es menos abnegado y suela ir más a su bola. Ya se sabe: encarándose y espetando quejas a su entrenador; eligiendo su propia indumentaria para los partidos, por ejemplo, una segunda camiseta con el número y el nombre de otro; renegando del puesto de lateral derecho, que se supone que es para lo que se le fichó, cogiendo un buen berrinche cuando se le alinea en ese puesto; actuando en los córner según le place, no como se ensayó en los entrenamientos; tomando las mínimas precauciones cuando ya ha sido amonestado en un partido; encarándose con el árbitro, que él se basta solo para poner a quien sea en su sitio, para que lo expulsen cuando se le necesita como el comer; renegando del puesto de lateral derecho, que se supone que es para lo que se le fichó, cogiendo un buen berrinche cuando se le alinea en ese puesto; tomando las mínimas precauciones cuando ya ha sido amonestado en un partido; eligiendo su propia indumentaria para los partidos, por ejemplo, una segunda camiseta con el número y el nombre de otro; largando en zona mixta para reavivar los fuegos que parecía que empezaban a extinguirse; actuando en los córner según le place, no como se ensayó en los entrenamientos. Es, desde luego, menos abnegado que Pepe, y quizá pudiera ser eso lo que explicara la omisión. Pero no, es maldad mía, la razón es otra. Si planteo la posibilidad es porque de hecho hay precedentes en este sentido en la magna obra periodística del señor Torres para El País. En el propio artículo los resume: "Mourinho no se fijó seriamente en Varane hasta septiembre, cuando decidió castigar a Sergio Ramos. Del mismo modo que utilizó a Adán para presionar a Casillas, el técnico empleó al francés para desquiciar a Ramos, quitándole de la alineación contra el City en la primera jornada de Champions". La idea la desarrolla en profundidad “Mourinho castiga a Sergio Ramos”, “El sacrificio de Sergio Ramos”, “No defino el papel de Ramos” y “Fuego real para Varane”, el primero del 18/09, los dos siguientes del 22/09 y el último del 23/10, todos del año pasado. Pero las matemáticas son claras: siendo dos los puestos de central, si en el escrito que estamos analizando en detalle citara ambos asuntos, la marginación de Ramos -tema de fondo, siempre presente- y el freno en la progresión de la titularidad de Varane, ¿qué problema tendría Pepe para ser titular? Hasta podría compartir esa situación de privilegio con Albiol, el cuarto en discordia, o con Carvalho a quien prometiera Mou darle más minutos en el campo, según el argentino.

2.- En segundo lugar estarían los celos que el acierto en el fichaje del joven francés, provocarían en Mourinho. Traspasado a la disciplina blanca por apenas 10 millones, que ahora parece poca cosa por el rendimiento que empieza a sospecharse que puede dar el chaval. Sería éste un gran triunfo para Zidane, su valedor, con el que se supone que Mourinho andaría en pleitos permanentes, rencillas y rencores continuos. El ego que el señor Torres le atribuye al entrenador portugués es casi del mismo calibre que el del periodista, al que no en balde se le apoda en Twitter como "Ego Torres". Y es que, además, Varane no formaría parte de "la cuadra" de Jorge Mendes. "Ni lo representaba Jorge Mendes, su agente, ni él había pedido su fichaje. La contratación de Varane, del Lens, en 2011, fue iniciativa exclusiva de Zidane", nos aclara al respecto. El agente portugués es para Diego Torres algo así como el gran búfalo blanco de la manada madridista. Si lograra abatirlo, y cree haberlo hecho a lo largo de estos años, traería la hambruna para la parroquia blanca. Ciertas obsesiones e insistencias sólo pueden explicarse desde el territorio de los mitos...

3.- En tercer lugar estaría el precio, ya indicado, del fichaje. 10 millones, por una joya que ha costado tallar apenas un par de años, gracias a un soplo de Zinedine, frente a "Los más de 100 millones de euros que costaron los fichajes de Modric, Di María y Coentrão", todos ellos reconocidos "tuercebotas". Que ya sabemos, por un artículo reciente, y se analizó entonces, que el fichaje de Diego López no puede atribuirse a Mourinho. Ha sido barato, unos 3 kilos nada más, y acertadísimo. Tanto, que parece cerrar una crisis en la portería blanca que ya dura dos años, ergo no puede atribuírsele al manager general, que pasaba por allí mientras se decidía el asunto, quizá llevando "cafeses" a los que tenían que tomar la decisión de buscar sustituto al lesionado Casillas. Mourinho, nos revela Torres, habría lardeado "ante el director general corporativo, José Ángel Sánchez, de poseer un ojo clínico privilegiado para detectar oportunidades en el mercado" y, claro, que se le escapara esta perla negra de Varane no sería el mejor aval para tal afirmación. "Ahora en Valdebebas dicen que al mánager le desagrada que se sepa que él no ha sido el autor del fichaje más rentable del club en las últimas décadas". Y digo yo que alguna responsabilidad habrá tenido como manager general, aunque sea la de aceptar la sugerencia de Zidane, que habría actuado como ojeador. O, lo mismo, esta labor también la ejerce Mourinho normalmente, no sea que algún trabajador del club le pise el próximo acierto. Una de dos, o el club vive bajo el yugo de Mourinho, que hace y deshace a su antojo, con carta blanca otorgada por el presidente, o es el último mono y ni siquiera tiene voto en los fichajes.

Respecto a Albiol, nos dice Torres que "Raúl Albiol [...] nunca ha sido santo de la devoción de Mourinho". Con esta frase lapidaria comienza su artículo "La apuesta personal de Del Bosque", del 12 de junio de 2012. A pesar de no gustarle, Mourinho no puso obstáculos a su reciente renovación. Claro que es posible que también en este asunto al entrenador no se le hubiera tenido en cuenta, siguiendo la lógica del periodista argentino. La apuesta a la que se refiere el título es, lógicamente, el propio jugador valenciano, al que habría convocado el seleccionador para la Eurocopa de selecciones a pesar de no ser titular en su club. Choca que entre las razones que se citan para justificar esta decisión de Vicente del Bosque esté su "salida de balón", que en el Real Madrid suele limitarse al patadón a donde salga, a poco que se vea apurado. El central tiene otras virtudes, pero la de saber iniciar la jugada no sería la que la mayoría de la gente destacaría primero. En opinión de Diego Torres, Albiol se habría visto "relegado a un papel terciario en el Real Madrid, solo utilizado cuando las urgencias le reclamaban o cuando su técnico apelaba a raíces de otra cepa". Ignoro que pretende decir con la última frase, de qué cepas nos habla el periodista. Tal vez se refiera a las nacionalidades, porque sabida es su preferencia por los portugueses, está en el decálogo del buen anti-mourinhista, su preferencia por los portugueses.

En el artículo escrito pocos meses después, recién iniciada la presente temporada, titulado "El regreso del Chori", en alusión a la vuelta a la titularidad de Albiol, cuyo apodo en el vestuario sería el que se menciona, se entra más en profundidad en los problemas entre el jugador y Mourinho. Sería Albiol muy querido por todo el mundo dada su extrema bondad. Torres nos lo describe de una forma que se hace difícil resistirse a sus encantos: "Capaz de anteponer la amistad a la ambición, cabal y valiente, resulta un caso especial". Aunque no son los encantos personales los que deberían determinar quienes juegan, sino los futbolísticos. "El grupo de españoles del Madrid, con Sergio Ramos a la cabeza, siente debilidad por el jugador y la empatía se percibe en el campo". Choca que Diego Torres segregue por nacionalidades y se centre únicamente en los españoles. Pero hay que recordar que en aquellos tiempos una de las teorías preferidas de la prensa era la formación en el vestuario blanco de grupos en función de las nacionalidades, siendo la de los portugueses la del gang de los chicos malos, los enchufados y los secuaces de Mou. Un poco más adelante va más allá y hace esta curiosa afirmación: en determinados partidos "la defensa madridista se ha coordinado con gran fluidez alrededor de Albiol. Con Casillas por detrás, Ramos a su izquierda, Arbeloa a su derecha y Alonso al frente, la buena comunicación ha compensado con creces la ausencia de Pepe". Lo primero que provoca su lectura es cierta nostalgia de aquellos tiempos en que Arbeloa y Alonso no estaban señalados aun por la prensa por su supuesto mourinhismo, pero esto ahora no es objeto de este artículo. La comunicación a la que se refiere no queda clara si es mental, la compenetración entre gente que se conoce mucho, o a la lingüística. En ninguna de las dos opciones se entiende que Pepe estuviera en desventaja en el colectivo, porque es tan antiguo en el club como muchos de los citados, o incluso más. Y en lo que se refiere al uso castellano tampoco creo que pueda haber muchas quejas.

A pesar de ser "el típico animal de vestuario. Los entrenadores le aprecian por su disposición al trabajo", por su sociabilidad, según Torres su inclusión en la plantilla siempre obedece a los caprichos de Mou, que obra por descarte, es decir, lo alinea para eludir la opción de Varane y viceversa. "José Mourinho le retiró la confianza durante su primera temporada en el Madrid {...] El técnico decidió darle más carrete a Raphael Varane, de 19 años". La medida soliviantó el núcleo carpetovetónico del vestuario, que no habría visto con buenos ojos que Mourinho diera prioridad al pipiolo sobre el valenciano. Se habló sobre esto largo y tendido en su momento. Y lo único que sirvió fue para que una parte de la afición también se irritara con Albiol, por entrar en el grupo de los preferidos de la prensa (no por méritos, sino por su condición de español, campeón del mundo y europeo). El problema se solucionó por sí solo en cuanto Mou decidió castigar a Zidane indirectamente a través del central francés.

Sobre Carvahlo, Diego Torres escribio en El País un artículo harto curioso el 18 de noviembre de 2011. Se trataría de un jugador, según el periodista, que no entra a formar parte de ninguna camarilla, que se trata con todos, incluso con los españoles. Sin embargo, en su contratación habría sido determinante la identidad de su representante, portugués por más señas, por quien ya sabemos que el argentino siente verdadera obsesión, a veces se diría que incluso más que por el entrenador del Madrid: "Fichó por el Madrid gracias a una mezcla de dos cualidades: su eficacia en el campo y su amistad con el agente Jorge Mendes, que, a su vez, representa a Mourinho". Este segundo factor no solo sería definitivopara su llegada, sino también para su permanencia, como veremos a continuación. Las relaciones entre central y entrenador se enturbiaron en el Chelsea cuando Mourinho empezó a mostrar preferencia en las alineaciones por Terry y Gallas, y Carvahlo empezó a jugar menos. Tras recriminarle al entrenador por su situación personal y ser acusado por éste de deslealtad, el central le habría hecho saber a Mou que "él solo debía lealtad a sus amigos y a sí mismo y que si él había fichado por el Chelsea no era para pulir el currículum a la sombra del mejor entrenador de todos los tiempos, sino para jugar al fútbol. Desde entonces ambos se respetan a una distancia prudencial. La relación se sostiene gracias a la intermediación constante de Mendes.". Si Mourinho fuera el “caudillo perseguidor”, como lo define Torres, no se explica cómo no echó a Carvalho ante semejante falta de respeto a su jefe y al club que lo había contratado. Como quiera que esto ocurriera en 2005, se concluye que los dos portugueses mantienen una relación tensa desde hace 8 años, auspiciada por su agente común, que actuaría permanentemente como mediador de paz. Se hace complicado aceptar este estado de cosas como posible: pensar que si la situación era tan crítica en potencia, Mou aceptara la llegada de Carvalho al Real Madrid. ¡Qué digo aceptar, pedir a Carvalho! Torres nos explica este aparente dilema de la siguiente manera: "El técnico le quería para controlar con gente de su confianza la zona más sensible del equipo: las puertas de la portería". Y lo hace a pesar de haber dejado clara la desconfianza del técnico en su lealtad absoluta. Según Torres: "A Mourinho le gusta establecer lazos de complicidad con sus jugadores. Considera que contar chistes a la plantilla en las sobremesas resulta tan necesario como promover en el grupo una fe ciega en sus decisiones". Resulta grotesca la explicación. En todo caso, nos parece que lo que quiere dar a entender es que no existe un trato humano real con los jugadores, que los lazos de amistad o complicidad se crearían de forma artificial, forzada, incluso interesada. Parece que lo habríamos entendido bien por como concluye el argumento de la vis cómica del entrenador, centrándose ya en Carvalho: "son intereses estrictamente profesionales los que unen al entrenador con el jugador más veterano de su línea de cobertura" Hay interés no por las personas sino por lo que se puede obtener de ellas. Dicho así, como lo describe Torres, casi se diría que Mou es un psicópata incapaz de sentir empatía por sus semejantes, a los que vería como objetos a propósito para sus fines. Aquellas lágrimas compartidas con Materazzi, en este caso nada de chistes ni risas, seguramente serían fingidas también, y con vistas a una posible incorporación del italiano a alguno de los equipos. Le sobraba juventud. Además, quién sabe, en su currículo está el haber sacado de quicio a Zidane. He ahí un nexo de unión entre ambos que podría aun tener frutos por cosechar. Y seguramente el que varios jugadores de la plantilla actual lo traten de “Daddy”, es para cuidarse en salud ante una posible reacción del psicópata Mou, sea cual sea.

Nos queda analizar a Pepe. Bueno, al señor Torres, se entiende. El pasado mes de febrero, el día 12 concretamente, se publicó en El País un artículo referido a este jugador. En su comienzo, el periodista argentino nos plantea una situación que ya conocemos, pero con otros jugadores (Sahín, por ejemplo). Mourinho habría forzado en exceso a Pepe en los primeros entrenamientos tras su lesión. En el caso del jugador turco para hacerle recaer de su lesión. Algo que también habría provocado con Pepe, según Torres, aunque sin intención, más bien temeridad, al hacerle jugar lesionado en el mes de diciembre. Pero esta vez la prisa vendría propiciada por la irrupción de Varane y el temor del técnico a que su favorito, su alter ego dentro del campo, se viera desplazado por el francés. Torres nos describe uno de los entrenamientos de Pepe de esta manera: "El lunes 4 sus compañeros le vieron, asombrados, incorporarse al entrenamiento con balón. Estaba lento, fuera de forma, apresurado, esforzándose por romper los límites que le ponía el cuerpo. Con 29 años estos límites son más visibles y la puesta a punto se alarga". Es casi una auto-cita de uno de sus artículos sobre el calvario de Sahin en el Real Madrid.

En el artículo sobre Pepe hay un párrafo muy interesante, y sumamente pertinente con el tema que se trata en este artículo, en el que el señor Torres indica cuál cree que es el ideario futbolístico de Mourinho. Lo extracto casi íntegro porque es sumamente revelador: "Hay tres cuestiones que concentran la atención de Mourinho por encima de todo [...] Primero, la lealtad de sus hombres. Segundo, el análisis del juego ofensivo del adversario con el fin de explicar a su equipo cómo neutralizarlo. Tercero, la creación de señuelos para que el rival se adentre en terreno del Madrid con el balón controlado, propiciando el error, el robo y el contragolpe. En resumen: [...] el ataque es una consecuencia de la defensa. Defienden todos para que algunos intenten hacer goles. Lo básico es no encajarlos". Este decálogo, de solo tres puntos -ya sabemos la pobreza intelectual del portugués en cuanto a cultura futbolística-, habría provocado el desencanto de Florentino Pérez, según el periodista. Ya sabemos que la del hartazgo del presidente con su entrenador es una opción que hay que mantener constantemente viva, en coma si fuera menester, para poder reanimarla y utilizarla en un momento dado que convenga o no haya otras opciones para poder desestabilizar. "Florentino Pérez se desencantó con Mourinho el día que el Madrid quedó eliminado de la Champions ante el Bayern [...] contra el Dortmund en la pasada liguilla no hizo más que ahondar en una apreciación arraigada en el palco [...] el mánager no consiguió que el Madrid, con el presupuesto más elevado de la historia, consiga imponerse con un mínimo de claridad en la Champions" Mourinho". Para Diego Torres, es uno de los pilares de su ideario, uno de los rasgos fundamentales de ese universo paralelo que ha creado para hablar del Real Madrid, Mourinho está como loco por marcharse, tanto que le suplica constantemente a Jorge Mendes que le encuentre equipo, al tiempo que Florentino Pérez sólo piensa en deshacerse de él. Y es una situación que dentro de poco cumplirá 3 años de edad. Tres añitos, ya una mocita. La suficiente edad como para que pueda hablar por sí sola, y decir que es siquiera absurdo plantearla. ¿Si se junta el hambre con las ganas de comer, por qué el presidente no se ha merendado aun al manager general? Dicho sin retórica: ¿Si tan claro tienen ambos que el entrenador debería marcharse, por qué no lo hace? ¡Ah, ya me acuerdo!: Porque ningún equipo de Europa quiere a un entrenador que ha ganado tres Copas de Europa con tres equipos distintos. Si fueran doce, todavía habría una explicación, aunque muy sui generis, por aquello del mal fario que acarrea el número 13.

Visto lo anterior, pueden extraerse las siguientes conclusiones de las afirmaciones de Diego Torres en sus artículos para El País:

1.- El puesto de central es vital para Mourinho al basarse su ideario en la fortaleza defensiva.

2.- El Real Madrid probablemente sea el equipo que mejor tiene cubierto ese puesto en el mundo, al contar con los considerados por muchos como los dos mejores centrales del mundo, Sergio Ramos y Pepe; una de la mayores promesas actuales en el puesto, Rafael Varane; un campeón del mundo y doble campeón de Europa con su selección, Raúl Albiol; y un veterano ilustre como quinto en discordia, Ricardo Carvalho. Con todo y con eso, Mourinho estaría insatisfecho con lo que dispone. Sólo sería de su agrado Pepe. Con el resto estaría descontento. Más por razones personales que futbolísticas.

Porque, todo hay que decirlo, los argumentos futbolísticos brillan por su ausencia en los artículos de Diego Torres. Todas las afirmaciones se basan en cuestiones personales, atienden a los pecados capitales, que habría cometido en su totalidad Mourinho, o casi, durante su desempeño como manager-entrenador. Ira, por ser propenso a las broncas, que habría tenido hasta con sus más allegados. Envidia, por no tolerar el triunfo de los demás, por ejemplo, el de Zidane. Soberbia, al quererse atribuir aciertos que no le corresponden para poder presumir ante Ángel Sánchez. Pereza, por su escasa preparación de los partidos -robar y correr, es como Relaño describe su visión del fútbol; además, los que corren son otros, el está cómodamente sentado en el banquillo-. Gula, al haberse merendado a todos los que ha podido y está preparando el banquete para devorar a los que tiene en la mira. Avaricia, de títulos, se entiende. Y lujuria, aunque aquí paso palabra, aunque se me ocurren algunas bromas sobre el particular que quizá le sirvieran a Mou para sus ratos de sobremesa con la plantilla, que ya sabemos que es la base angular, según Diego Torres, de la preparación psicológica del grupo (que los piropos con los que inicia “No defino el papel de Ramos” debió haber sido un desliz imperdonable).

Con Ramos habría una desconfianza total, siendo como es uno de los amotinados del vestuario. Albiol, se nos dice, nunca ha sido del agrado de su actual entrenador. Con Carvalho se agriaron las relaciones cuando ambos militaban en el Chelsea. Finalmente, con Varane el problema sería que su éxito iría en contra del prestigio del entrenador, alimentaría sus celos con respecto a Zidane y el miedo a que Pepe se viera desplazado. Hasta tres razones desaconsejan la titularidad de Varane y ninguna de ellas sería futbolística. Es un buen ejemplo del terreno en el que suele moverse Diego Torres.

3.- La elección de los centrales titulares en un partido siempre obedece a razones en negativo. Es decir, una vez determinado si Pepe puede o no jugar, porque para él se reservaría siempre un puesto -aunque los últimos partidos desmientan esta afirmación, vamos a darla por válida para establecer la conclusión-, el otro se determinaría por descarte. Es decir, eliminando aquellos que no conviene que jueguen o que estén circunstancialmente castigados. El impartir correctivos es uno de los hobbies favoritos de Mourinho, que no es sino una estricta gobernanta, al estilo de la señorita Rotenmeyer, según el señor Torres, y no una parte sine qua non de su trabajo.

4.- En este orden de cosas, el crecimiento de Varane habría sido posible gracias a los castigos infringidos a sus compañeros. Habría logrado crecer como jugador a costa de los minutos sustraídos a Albiol y Ramos cuando éstos han sido marginados por Mourinho. Da igual que se nos diga en el artículo que escribe Eleonora Giovio,  y no solo ahí, que Varane habría sufrido una depresión al no contar para su entrenador.

5.- Hay verdadera obsesión -no exclusiva de Diego Torres, también en otros periodistas-, en mostrarnos a Mourinho como un personaje con excesivo poder dentro del organigrama del club (criticable en el portugués, nunca en otros entrenadores; como Cruyff en el Barça, por ejemplo). Al que le gustaría ejercerlo de forma arbitraria y caprichosa. No en balde el periodista argentino suele usar más el término mánager que el de entrenador al referirse en sus artículos a Mou (y, serán cosas mías, pero hasta me parece notar cierto retintín en el tono de la redacción al incorporarlo a una frase). Sin embargo, decisiones importantes parecen escaparse al control del portugués, como la elección del sustituto de Casillas durante su lesión o el fichaje de Varane.

Hay que reconocer que Diego Torres ha logrado crear un entramado ideológico que parece coherente si se mira desde cierta distancia. Es un paso adelante en la guerra contra Mourinho, respecto al locutor que vocifera delante del micrófono acusaciones al portugués que se le acaban de ocurrir. Para que nos entendamos, Diego Torres sería algo así como la "digievolución" de un Manolo Lama o un Roberto Morales. Hay detrás de los artículos del periodista argentino muchas horas de trabajo para planear las estrategias, para ensamblar unas invenciones con otras y lograr engastarlas en el entramado general. Todo eso, a cierta distancia, con los ojos entornados para vencer la miopía, puede hasta resultar convincente. Pero si uno se acerca, si se vuela a ras de suelo sobre sus párrafos, no digamos si se hace uso de la lupa, se desvanece y quedan patentes las contradicciones, los argumentos raquíticos, algunos hasta anoréxicos, las infantilidades y los agujeros en el techo que provocan goteras. Cada día que pasa considero lo que hace el señor Torres como periodismo de ficción; o de realismo mágico en honor a @DiosaMaracana. Que hasta sería buena literatura narrativa si aprendiera a redactar algo mejor. Como Relaño, por ejemplo, que sólo se ventila 3 párrafos en cada sentada. Pero es que él es jefe, ¡qué demonios!

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