viernes, 1 de marzo de 2013

El Fútbol y sus aledaños (110) - Los silencios de Mou




Portavoz Casillas
Diego Torres
El País - Madrid - 27/02/2013

La aparición de Iker Casillas en el paraninfo del Camp Nou, ocupando el lugar que el protocolo reservaba al mánager, fue uno de los asuntos más comentados en el avión de regreso del Madrid tras eliminar al Barça de la Copa. Hacía tiempo que José Mourinho necesitaba una inyección de prestigio, una aparición triunfante en público. La derrota que acababa de infligir al Barça (1-3), la más rotunda de su carrera como técnico, le abría las puertas de la gloria en la sala de prensa. Pero no compareció. Dicen en el vestuario que Mourinho acabó el partido con cara de ofendido. Que le oyeron dirigirse a Casillas con tono de reproche, dramatizando su condición de trabajador desinteresado. Dijo algo así, según un testigo: “Ocupad los focos vosotros, los capitanes, los héroes del madridismo, que yo, en el día de mi apoteosis, desprecio la fama”. Ni lento ni perezoso, Casillas dio un paso al frente y se presentó ante la prensa en representación del club.

Quizá Mourinho no esperó semejante velocidad de reacción en el portero. Lo cierto es que no le gustó ni su comparecencia ante los medios ni su presencia en la expedición. Oficialmente de baja tras una operación en una mano, Casillas no estará en condiciones de competir hasta abril. El mánager no le había incluido en la lista del viaje al Camp Nou pero el capitán se apuntó para acompañar al equipo. Por su cuenta y vocación. Tras una jornada acalorada, pues discutió con Mourinho por la mañana pidiéndole que, para cultivar la cohesión interna, llevara al partido a todo el grupo, incluyendo a Marcelo y Albiol.

El técnico no accedió. Se empeñó en dejarlos en Madrid bajo el argumento de que debían ponerse a punto entrenando horas extras. Lo que nadie esperaba, ni siquiera Mourinho, era que Casillas cogiera el guante del desafío y se arrojara a ejercer de portavoz. Con brillantez, por cierto.



Los cuatro 'dedazos' de Mou
Óscar Zárate
Mundo Deportivo - Barcelona - 28/02/2013

Al Barça siempre le quedará el Bernabéu para volver a sonreír. Con Mourinho en el banquillo merengue, los culés le han visitado 7 veces y sólo perdieron una vez (2-1 en la pasada Supercopa). Este sábado, los blaugrana tienen la oportunidad de dejar al Madrid a 19 puntos en la Liga, algo que a la mayoría de merengues les resbala mientras mantengan vivo el sueño continental. Ya lo dijo Casillas: “Firmo quedar a 25 puntos del Barcelona y ganar la Décima”.

Mou y su pandilla sacan pecho por su triunfo en Can Barça. Aparecen en una foto en el vestuario del Camp Nou mostrando tres dedos por el 1-3. En el caso de José hay que agregarle su 'dedazo' a Tito. La burla del cuerpo técnico blanco, que ha revolucionado las redes sociales, puede volverse en su contra si pierden Liga, Copa y Champions. Si eso ocurre, que a nadie le extrañe que la foto se retuitee recordándoles sus tres dedos por cada título perdido y que salgan con alguno 'amputado' en la prensa madridista, maestros del photoshop para tapar lo que no conviene, como, por ejemplo, borrar a un jugador para dejar al culé Dani Alves en fuera de juego.

Leónidas en las Termópilas - Jacques-Louis David

Los silencios de Mou
(Artículo escrito con la inestimable ayuda de @DiosaMaracana)
(Artículo editado originalmente en el Blog: Madridismo Subversivo)

En el silencio elocuente de Mou se cerró el último acto de esta guerra, de la que no sabemos cuál será su desenlace, pero sí su fecha de finalización: a la conclusión de temporada. Un silencio que ha escocido a quienes querían confrontar la imagen de un general victorioso, borracho de soberbia, arengando a los suyos en el mismísimo cuartel general de sus enemigos derrotados, con la del otro, informado de la derrota en Nueva York a través del teléfono y postrado en el lecho por culpa de la enfermedad. El fútbol que nos ha propuesto el Barça estos años gloriosos para la escuadra blaugrana, que se nos ha querido vender como un modo de entender el juego que va más allá incluso del deporte y que engloba todo lo humano y lo divino, la ética, lo trascendente, la eternidad del momento, llega a su tramo final desnudo de lo que importa, el propio fútbol y la forma de practicarlo, sólo vestido de retórica, que son como harapos que nada tapan, que dejan la verdad y las vergüenzas al aire. Incluso es posible que esta imagen nos fuera vendida en contra de la propia voluntad de sus inventores y practicantes, aunque las palabras de Xavi y Guardiola estos años parecen desmentirlo una y otra vez.

El "puto amo" cedió los trastos de matar a su subalterno y se escabulló de debajo de los focos hacia el interior del burladero, burla burlando, porque ya había hablado en el campo a través de sus jugadores o, quizás en todo caso a través de sus gestos. Hubo quórum de madridistas en la banda del Nou Camp tras el gol de Varane. El más joven y el más veterano de la expedición de castigo, de la encamisada blanca, perpetrada en el propio camp del enemigo, se abrazaron como dos chiquillos por la alegría de haber sobrevivido a la batalla, y a su alrededor hubo una tormenta de gestos de sus compañeros, solemnes unos, de complicidad otros, que sin duda habrían llenado un cuadro de historia hasta colmarlo de los que solía pintar Jacques-Louis David. Leónidas en las Termópilas, agarrando a Higuaín del cuello de la camiseta para exigirle un último esfuerzo con el que poder consumar la victoria sobre Los Inmortales del Rey Jerjes. Mou pidió cabeza a sus hombres, y cuando éstos retornaron al interior del campo de juego fue el corazón quien calló un momento para que hablara por primera vez la cabeza, después de tantos minutos de intenso monólogo sobre el césped.

El intenso poder de la palabra, incluso en manos de un hombre desarmado, el arma más peligrosa de todas, que lo mismo mata a distancia, como una carabina, que acuchilla desde la proximidad más íntima, lo aprendió de la peor manera posible Bruto cuando permitió a Marco Antonio decir unas palabras ante el pueblo. Harto está Casillas de explicar a través de sus portavoces que la traición a su entrenador no se debió a que ame menos a Mou, sino a que ama más al club de Concha Espina. Es Iker la alternativa decente, para muchos periodistas madrileños, al poder que han temido estos años que pudiera enseñorearse en la metrópoli. Porque Iker es un hombre honrado, como lo era Bruto, y sus palabras siempre emanan de su rectitud. Muerto César, asesinado por algunos de sus más allegados, el vacío de poder tratan de llenarlo dos de sus delfines aun con su cadáver caliente en las escalinatas del Senado, aunque todos sabemos que al final, tras dos cruentas guerras civiles, será el tercero, el más joven, quien se lo lleve todo.

"Porque César me apreciaba, lloro su muertePorque fue afortunado, celebro sus éxitos. Por valiente le honro como se merece. Pero, por su ambición desmedida le maté. Lágrimas hay para su afecto, gozo para su fortuna, honra para su valor y muerte para su ambición". Son las palabras de Bruto ante el pueblo, quejoso y enfadado por la muerte del padre de la patria. Es el verdugo quien habla y su crimen, la sangre que le mancha las manos, sólo pueden lavarse con un crimen mayor de la víctima. Habló Sara Carbonero en la televisión mexicana para ir preparando el magnicidio en el vestuario. Peor actriz que James Mason, aunque más guapa cuando se maquilla, quedaba en evidencia en el plano corto de la cámara los titubeos de quien no cree en lo que dice, de quien teme la respuesta de Marco Antonio. "¿Quién hay aquí tan abyecto que quisiera ser esclavo? Si hay alguno aquí, que hable, pues a él le habré ofendido. ¿Quién hay aquí tan estúpido que no quiera ser romano? Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido. ¿Quién hay aquí tan vil que no honre a su patria? Si hay alguno, que hable, pues a él tan solo he ofendido. Aguardo una respuesta". Son los conjurados de la prensa quienes nos explican constantemente lo que es ser madridista, que el club está por encima de las ambiciones de algunos pocos, salvo de las suyas. Esclavos del mourinhismo según ellos, es lo ocurrido en los tres últimos años lo que ha roto nuestras cadenas. Les dimos respuesta y trataron de silenciarnos primero, y como perseverábamos, sus esfuerzos después se centraron en desacreditarnos. Pero, no hay quien dé la réplica al émulo de Marco Bruto en el vestuario, en el drama shakesperiano, en que, según nos dicen se ha convertido el día a día madridista. Ningún Marco Antonio a la vista, que Alonso es centurión, no orador; que Callejón es montura, no rapsoda; que Pepe es controversia y sólo resuelve dudas a quienes no las tienen ya de inicio. El silencio de Mou, el padre del nuevo madridismo, es como el silencio que preludia la visión de su cadáver en brazos del yihadismo. Marco Antonio es La Yihad que toma la palabra mientras baja las escalinatas del Senado con el cadáver de un Mou destituido en pleno otoño de 2012, al decir de la prensa, y espíritu de su obra en lo que hace. Pero La Yihad son sólo tribus dispersas en las colinas de las gradas, no una presencia a las puertas del Senado de la prensa. Mou calla y en el madridismo que escucha nos infiltramos para dar la respuesta que aguarda el Marco Bruto del vestuario. Es a nosotros a quienes ha ofendido, que ni somos tan viles como para desconocer la naturaleza del madridismo, ni tan estúpidos para no querer ser los vikingos en las razzias, como la del martes pasado, ni tan abyectos como para confundir la libertad blanca del mourinhismo con la prostitución intelectual de la prensa con más fotos de colorines que texto.

Julio César - Shakespeare - Discursos de Bruto y Marco Antonio en las escalinatas del senado

"Ocupad los focos vosotros, los capitanes, los héroes del madridismo, que yo, en el día de mi apoteosis, desprecio la fama", son las palabras que Diego Torres pone en boca de Mou según sus testigos. Y hay que convenir que el periodista argentino es peor rapsoda que Shakespeare, aunque intenta darle un aire a sus líneas muy del estilo del dramaturgo de Stratford-upon-Avon. Los héroes del madridismo, que ciertamente lo eran aquella jornada, no contaban entre ellos en ese momento a Iker Casillas, que no había jugado. "Ni lento ni perezoso", que ya sabemos que las perezas y las lentitudes de reflejos por tener que salir las deja para cuando está debajo de los palos. Pero es al portero a quien Diego Torres hace dar un paso al frente en la misión para la que se pedían voluntarios entre los 12 del patíbulo. Doce, porque al elenco habitual de un equipo de fútbol se sumaba el árbitro, según Roura, al que ya se había quemado a lo bonzo en la jornada previa -sin su permiso ni el de la lógica, por los precedentes-, como se venía convirtiendo en carne de cañón al equipo madridista en las columnas de opinión de los sesudos expertos de la prensa deportiva. Ir al Nou Camp era una misión suicida, de la que volvimos indemnes por lo bien que nos había entrenado el Coronel John Reisman, Lee Marvin. Una docena sucia ("The dirty dozen". 1967, Robert Aldrich), que es múltiplo de 3, los goles marcados por el equipo. Como múltiplo de 4, los goles totales en el encuentro, es el número los dedos que cuenta Óscar Zárate en la foto que se hizo en el vestuario el equipo técnico del Real Madrid. Le suma a los 15 dedos que todos vemos, el que Mourinho introdujo en el ojo de Tito Vilanova cuando aún era segundo de Guardiola. Todos sabemos que fue el pulgar, que en la imagen que comenta el columnista de Mundo Deportivo el entrenador esconde. 16 dedos, 4x4, el tipo de vehículo que el barcelonismo más militante, el de la prensa, utiliza para salir del terreno accidentado de la derrota:

1.- Un morirse sobre las tablas del teatro de Jordi Alba. Que ese césped tan cuidado es casi mejor que el entarimado de roble del mejor teatro. Shakesperiano también Alba, fue la suya la mejor muerte de Hamlet que se recuerda, tras sufrir el corte del hombro envenenado de Arbeloa. Y al respirar por la herida -más bien poco, decían muchos, que pudimos leer en la prensa catalana, incluso en la madrileña, que tuvieron que acudir los del SAMUR con una unidad móvil tras ser avisados-, se le oyó exclamar entre sueños: "¿Qué dices, subnormal?". Al volver la cara hacia Sergio Ramos mientras lo gritaba, muchos lo interpretaron como un insulto dirigido plenamente consciente a su compañero de selección. Pero todos sabemos, por las películas y las series de hospitales, que en medio de un coma son relativamente frecuentes los movimientos involuntarios, así como el murmurar de palabras. Hizo bien el central madridista en acercarse a hablarle a su compañero, que aun en la inconsciencia, nadie puede asegurar que el enfermo no escuche, y las palabras de los allegados pueden ser un gran estímulo para que despierten.

2.- Una foto hecha en la intimidad de un vestuario, que se supone inviolable, de todo el cuadro técnico madridista enseñando cada uno tres dedos. Dedos portugueses que muchos quisieran cercenados. Dedos que cuentan goles y torneos a los que el equipo aun opta esta temporada -y quién sabe si cuatro, si añadimos el que Zárate nos advierte que Mou extravió en la cuenca ocular de Tito, que la Liga está difícil, pero un Barça cayendo en barrena podría renovar la esperanza-. Era una foto privada, que al ser seguramente subida a la red ha acabado en todas partes. Una foto para uso privado, no una imagen paseada en los laterales de los autobuses urbanos de Barcelona, como aquella en la que Piqué mostraba su palma completamente abierta, con los cinco dedos separados.

3.- La porfía denodada de Pepe por un balón ante 3 contrarios, que es el espíritu de la letra de su contrato: no rendirse nunca, aunque ya no haya esperanza de ganar el partido o la victoria ya esté sellada y se trate de un logro superfluo. Se vio el central portugués entre tres contrarios y disputó el balón como si fuera el encuentro una final de Champions que se estuviera perdiendo y aquélla la última jugada del partido. Y que tendrá ese césped de atractivo o acogedor que todos sucumben a la tentación de mullirse tumbados en él, de mirarlo de cerca, que hasta el aguerrido Pepe no pudo resistir la tentación de hacerse un hueco en el suelo y seguir luchando desde allí con sus contrarios. Ya hubiera querido Roura la misma entrega en sus jugadores; así se lo hizo saber Tito por teléfono seguramente.

4.- La imagen convaleciente de Vilanova, al que ahora mete el dedo en el ojo todo el mundo, sin ningún recato, siguiendo el ejemplo de Mou, aunque éste tiene la escusa de haberlo hecho en caliente y luego arrepentirse. El actual mister blaugrana la víspera del encuentro ante el Milan era presentado como un entrenador solvente y un genio de la telemática, de dirigir grupos a distancia como si fueran robots mecánicos. Ahora estorba y parece inútil para la causa, salvo para ofrecer una imagen patética y conveniente que confunda las lágrimas por la derrota con las causadas por el cristiano dolor por el prójimo. Tito era menos prójimo para algunos la mañana del miércoles al haber fallado, y ahora quieren "largarlo" una vez se rentabilice la imagen a lo "Pulseras Rojas" de un Messi compungido por la añoranza. Se fue Guardiola a Nueva York y siguió tan campante, pero es que no estábamos al tanto de que era a papá a quien más quería.

Habrá próxima cumbre en Huston para volver a poner en órbita la nave blaugrana. Así lo aseguran los diarios deportivos de la ciudad Condal. Rosell hace las maletas para ir a ver el enfermo. Y entre decisión y decisión en la cumbre -que si hay que acelerar el fichaje de Neymar para devolver la ilusión a tot el camp y que siga siendo un clam; que si conviene buscar un entrenador que esté al pie del cañón, o sea, que "O llamas tú a Roura, Tito, o lo despacho yo directamente". “Si se va él tendría que irme yo”. “Te vamos a echar de menos, Tito. Ponte sano, que es lo importante”- tal vez haya fotos. O sino semblanzas transmitidas a la prensa, impresiones, descripciones, con las que ir tirando de patetismo, que tanto ayuda y tanto esconde cuando van mal dado. Secuestros, robos de fichajes, lesiones de gravedad, la historia culé es la sinfonía Patética de Tchaikovski en imágenes.

La Numerología es técnica simple que sirve para descifrar las intenciones de la prensa deportiva catalana. La madrileña, a menudo más retorcida en sus intenciones, menos lineal en sus odios y desafectos, a veces me obliga al uso de mi máquina Enigma. Dice Diego Torres que Casillas no estaba incluido en la convocatoria, que se sumó a ella "Por su cuenta y vocación". Como la decisión de salir ante los periodistas y enfrentarse a sus blog de notas y sus cámaras, en la sala de prensa del Nou Camp. Y tanto impulso lleva en el querer decir cosas, según nos narra Diego Torres en el artículo, con el que hace digestión del disgusto que le supuso la victoria de los blancos, que no sería de extrañar que se acabara convirtiendo en compañero de mini espacio en la aportación de su novia, Sara Carbonero, al programa nocturno de Televisa. Habla Casillas y calla Mourinho. Y mientras unos insisten en que el portero fue sacado a rastras, otros que fue decisión consensuada, pero feo el gesto del entrenador al no acompañarle hasta los micrófonos cogidito del brazo, Diego Torres se apunta a la tesis de que simplemente le ganó por la mano a la hora de darle un rostro a la victoria. No quería Mourinho, nos dice, que viajara ninguno de los excluidos en la convocatoria. Y hubo discusión, nos revela, porque Mou se opuso a la petición del capitán de la plantilla de que viajara el grupo al completo para favorecer la unión del colectivo. Uno vela por la unión y el otro la boicotea. Y si, aun así, hay quien idolatra al entrenador en el vestuario es por intereses espurios (Alonso y Arbeloa), por maldad (Pepe) o por simple estulticia (Coentrao).

"El técnico no accedió. Se empeñó en dejarlos en Madrid bajo el argumento de que debían ponerse a punto entrenando horas extras", dice Torres, y será que no se ha echado a la vista al bueno de Marcelo, que últimamente tiene hechuras, la expresión alegre la ha tenido siempre, de querubín de cuadro de Rubens. Quizás yo lo hubiera mandado a Barcelona corriendo por la Nacional II, para bajar barriga. O de copiloto en la lanzadera espacial de Benzema, el nuevo protagonista de "The Fast and The Furius", que no en balde tiene un aire a lo Vin Diesel y le acaban de abrir juicio expres -todo es celérico en este chico, salvo sus controles a cámara lenta- por conducir a 240 km por hora por la autovía M-40 madrileña. Su pronta llegada le hubiera proporcionado tiempo para hacer una sesión de entrenamiento adicional a la del grupo. Son propuestas que al periodista argentino no se le han ocurrido, al que últimamente vemos algo falto de imaginación para proponer teorías plausibles. Según él, el salir Casillas a la rueda de prensa se debió a que el envite de Mou lo convirtió Iker en órdago a la grande: "Lo que nadie esperaba, ni siquiera Mourinho, era que Casillas cogiera el guante del desafío y se arrojara a ejercer de portavoz. Con brillantez, por cierto". Órdago del que salió victorioso, en la valoración que hace el redactor de El País. Pero es que él le mira con buenos ojos, aunque desconozca qué bazas lleva en la mano. Como las del entrenador portugués, por más que insista que anda mendigándole el puesto de entrenador del Chelsea a Abramovich, a través de su representante. Pero hay que reconocerle al mostoleño que domina el arte de hablar sin decir nada trascendente, sin herir sensibilidades, de haber aprendido a quitarle hierro a las palabras y los gestos tras su disgusto con Xavi Abdul Jabbar, el capitán de aquellos Lakers que quedarán en la memoria, a no adscribirse a ninguna corriente de opinión en público y a adjudicarle al vecino la bandera que cuelga en la fachada.

Rueda de Prensa Iker Casillas en Barcelona - 26/02/2013

Diego Torres dice que Mou es ambicioso, y el periodista, todos lo sabemos, es un hombre honrado en sus escritos. "Si oía lamentarse a los pobres, César lloraba. La ambición debería ser de una sustancia más dura", dice Marco Antonio en su réplica a Bruto. Todos recordamos a Mou en aquel partido benéfico en el Bernabéu, en su primera temporada madridista, adueñándose de los focos por carisma. También llorando abrazado a Materazi el día en que se despedían; jugador con el que se dice que tuvo un trato convulso, como con Casillas. "Todos lo amasteis alguna vez, y no sin razón. ¿Qué razón os detiene ahora para no guardarle luto? Oh, raciocinio, has ido a refugiarte en los irracionales. Los hombres han perdido la razón". Esta frase de Marco Antonio me la reservo para el caso de que Mou sea cesado a final de temporada y vea a madridistas alegrándose de su marcha. Y añadiré lo que sigue, tras una pausa dramática: "Rogad conmigo. Mi corazón está ahí, con Mou...", ya sea el Chelsea, el Manchester United o el City su destino, "... y he de detenerme hasta que retorne a mí". Tantas veces nos han mostrado el cadáver de Mou los periodistas, como Marco Antonio el de César a los romanos, que ya no sé cómo contenemos la ira. Y el señor Zárate nos lo quiere mostrar ahora incluso con los dedos mutilados, como el del resto del cuerpo técnico. Será cuando recordemos su testamento, en una época que se prometía aciaga cuando al fin la ira se desborde, la huestes yihadistas bajen las colinas para subir las escalinatas del Bernabéu, y dar a sus legítimos dueños el club,siguiendo la voluntad de Florentino Pérez. No esperemos de la prensa madrileña la ayuda, que ni siquiera se inmuta ante los insultos de sus compañeros de Barcelona. "La prensa madridista, maestros del photoshop para tapar lo que no conviene", dice Óscar Zárate en su escrito, y ya sabemos qué reacción habrá por estos lares: Silencio absoluto. Prefieren invertir sus palabras en rellenar los silencios de Mou en vez de los suyos, con falacias, fantasías y verdades deformadas. Habló Casillas, su adorado, en vez de Mourinho, a quien destetan, y ni siquiera así están contentos. Son una panda de amargados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario