miércoles, 5 de diciembre de 2012

El Fútbol y sus aledaños (47) - Trámite



Trámite
(Real Madrid 4 - Ajax de Amsterdam 1 - Liguilla de dieciseisavos de la UEFA Champions League)

Sergio Sauca, la nadería, sobre todo de criterios y conocimientos, hecha locutor de televisión, trataba de entretener a los televidentes, porque el daba por sentado que se estaban aburriendo, aludiendo a los factores extradeportivos implicados en el encuentro. Pero con señorío, es decir, con cobardía, insinuándolos solo. "¿Qué está cantando el público del Bernabéu?", preguntaba a cada rato. "Es la afición del Ajax, Sáuca". La nuestra solo canta en las bodas, cuando organizan esas múltiples los Testigos de Jehová. Se conoce que a los periodistas no les es suficiente con que Mou haya ganado las elecciones generales improvisadas a las que se sometió el pasado sábado, organizadas al alimón por La Cruzada y el portugués, aunque ellos quisieran luego desentenderse cuando vieron los resultados finales. Quieren también que gane mayoría absoluta en unas elecciones europeas, con equipo holandés de por medio y, si me apuras, en unas autonómicas desde las gradas del Alfredo Di Stefano, un día que haya partido del Castilla. Y es una pena que al señor Sauca no le diviertan los partidos del Real Madrid, que solo le emocionen los del Barça. Pena para él y para nosotros, que nos merecemos hace mucho mejor trato de TVE. Pero, digámoslo todo, tener como compañero al muermo de Sanchís tampoco ayuda a hacer de un día con partido del Real Madrid una jornada festiva. Leoncio el León y su amigo Tristón es a quienes me recuerdan estos dos. Una fiera que no muerde y un tipo que cuando le preguntan cómo está jugando el Real Madrid, que es cuando Lippy de Lion sospecha que va a obtener una respuesta ácida, siempre contesta: “¡Oh, cielos, qué horror!”.

Se quejaba Hardy Har Har… Perdón, quiero decir Sanchís, de que Morata y otros canteranos no hubieran tenido más minutos en el partido de ayer. Lamento muy habitual en la Cruzada, a la que no se si pertenece don Manolo, quiero creer que no, pero sí que trabaja para ella muy gustosamente, incluso cuando al Real Madrid le atracan los árbitros en vivo y en directo y él se ve rodeado de forofos culés a los que les entra la risa floja porque el perista resulta ser su propio equipo. Creo que eso evidencia un no querer enterarse de las cosas, siquiera las más básicas. A Mourinho le gusta utilizar en los partidos de trámite a los jugadores más decisivos, a los que da descanso pero tiene convocados, aunque sólo sea un rato. Así lo hizo en el último partido de Copa, dando entrada en la segunda parte a Di María y Benzemá. Decisión que también le sirvió para lograr un segundo objetivo, no menos importante, dejar una imagen final positiva y pasar la eliminatoria con una victoria clara. Y es probable que también hubiera dado entrada a Cristiano Ronaldo si la lesión de Albiol no hubiera agotado el primer cambio de los tres disponibles. Algo parecido pasó ayer, pero al revés, la lesión de Coentrao impidió dar minutos a otro jugador, de los que serán titulares el próximo fin de semana o de los que juegan menos habitualmente. Y es que a Mourinho le gusta que los jugadores sobre los que pesa más responsabilidad, sobre todo en el ataque, no se desconecten del todo entre semana de la competición. A Alonso lo utilizaba prácticamente siempre durante el primer año por este motivo, dándole descanso solo en los minutos finales de algunos partidos menos relevantes. Esta práctica la lleva haciendo hace dos años y medio, y los periodistas reprochándoselo por el riesgo que asume. Y demos por buenas las críticas porque son razonables, pero el desconocimiento de Sanchís me parece que no es de recibo. Morata tuvo sus minutos al final, en torno a diez, y en ellos demostró con creces su valía. Dio un pase de gol a Callejón, tras jugada personal junto al banderín del córner derecho y marró una clara ocasión de gol, para que sus detractores, que son sorprendentemente muchos, sigan alimentando su descontento por no retener Mou en la disciplina del Real Madrid a Juanlu.

Es el Ajax el equipo con el que más se luce el Madrid de Mourinho. Y no es mal escaparate. Tulipán marchito lo apodaba alguien en la prensa, que ya se sabe que cuando el Madrid se luce hay que opacar a su contrincante. O el Real Madrid juega mal o lo hace su rival, éstas son las dos opciones que los redactores jefes de los periódicos proponen como únicas a sus cronistas cuando reparten cometidos. Y luego un recuadro en el que destacar lo más escandaloso, generalmente a otro reportero, para que de la impresión de que el análisis negativo del Madrid es una opinión colectiva. Se quería destinar este último a unos posibles pitos en contra del entrenador portugués y por eso Sauca aguzaba su oído para tratar entender lo que gritaban las gradas, y subraya la posible noticia preguntando de forma retórica a sus compañeros qué se coreaba cuando barruntaba que el viento soplaba de cola. Como si no supiera que solo el fondo norte tiene voz en el Bernabéu y es incluso más yihadista que la propia Yihad de Twitter. Señalaba también la cuota femenina de TVE que el Ajax es el segundo equipo de la Champions que más pases completa, tras el Barcelona se sobreentiende. No le falta técnica al conjunto de Amsterdam. Los merengues se pasaron buena parte del segundo tiempo persiguiendo la pelota. Pero el de ayer es el enésimo ejemplo de que el tiqui-taca y todas sus variantes aburren al más forofo. El partido tuvo tres partes. Una primera donde primó la lucha en ambos conjuntos, llena de imprecisiones, vibrante pero con pocas ocasiones de goles. Una segunda con los goles, donde brillaron los que tienen luz propia, como Modric y Ronaldo sobre todo, pero con algún destello aislado también de Kaká y Karim Benzemá. Y una tercera, en la que el Ajax fue quien propuso el tipo de Fútbol a practicar sobre el césped, concretamente el marear la pelota para que vomite lo que ha merendado antes del encuentro. Pues bien, la primera tuvo intensidad, la segunda fue hermosa y la tercera aburrió a las piedras. Si las piedras hablaran, como creía Antonio Gala, me darían la razón, estoy seguro. Solo los quince minutos finales en que el Real Madrid pudo imponer su discurso otra vez se salvaron de la quema en el segundo periodo.

Si Coentrao se “benefició” hace una semana de la lesión de Albiol, en el partido de ayer fue él quien tuvo que ser sustituido tras sufrir un tirón en la parte posterior del muslo derecho, percance que le convierte en seria duda para el próximo partido en el estadio de Zorrilla. Entró en su lugar Pépe, que acabó cuajando otro gran partido. Es este jugador un valor seguro, el sistema nervioso del Real Madrid. Cuando el contrario le pisa, al Madrid me refiero, es en este jugador donde se duele. Ayer se le vió arengando y pidiendo más tensión a sus compañeros cuando el Ajax más apretaba durante la segunda parte y el Madrid más parecía desentenderse del partido. En conjunto, la defensa cuajó un buen encuentro, a pesar de esos minutos de apatía colectiva de los que acabamos de hablar. Y a pesar también del gol, que nunca debió subir al marcador, propiciado por una salida en falso de Adán, que tuvo la mala suerte de despejar de puño justo a donde estaba Boerrigter, que sólo tuvo que rematar prácticamente a puerta vacía para anotarse el gol del honor del Ajax. Sin ese fallo seguramente el portero habría cuajado su mejor encuentro, sobrio en su trabajo y con capacidad de iniciar el contraataque sacando con el pie, algo que no se ve en el Bernabéu cuando quien juega es el titularísimo. Espero que ese error no suponga un retroceso en la mejoría de Adán, quien por primera vez ayer me transmitió seguridad durante un partido. Sensación tampoco surgida de la nada o por una tarde afortunada, sino con una base sólida tras su buena labor también en los dos partidos de Copa ante el Alcoyano.

La estrella indiscutible del partido fue Modric. Al Real Madrid le duraron las ideas lo que al croata la gasolina. Ya en la segunda parte se incrustó en las dos líneas defensivas con las que el Madrid se protegió de las acometidas de los holandeses, pero sin aportar apenas nada en la construcción del juego. Los dos primeros goles surgieron de su imaginación. En el primero roba un balón en el medio campo que conduce De Jong. Barre con su cuerpo el césped incluso para lograrlo. Cuando se incorpora, dueño ya del balón, CR7 le propone un pase largo, pero para cuando el balcánico se decide Ronaldo ya ha traspasado la imaginaria línea del fuera de juego. Benzemá, en la otra banda, la derecha, le propone la misma solución, y esta vez Modric pilla el tren por los pelos. El pase se produce justo cuando el francés está en línea con el último defensa. El control es a lo Zidane, vean la repetición y me entenderán. Cuando el balón ya ha sido demesticado y reposa manso a sus pies, la situación de Benzemá es demasiado escorada a la izquierda. El portero del Ajax, Vermeer, le tapa el lanzamiento con una rodilla en tierra y los brazos en cruz, estirados todo lo posible. Dos defensas corren a socorrerlo y acaban posicionándose bajo palos por si Karim opta por el recorte. Por el otro extremo del área CR7, que ha seguido hasta entonces toda la jugada como un espectador, arranca a correr hacia el punto de penalti para proponer una solución mejor a su compañero. Es finalmente el portugués quien remata a las mallas tras el pase de la muerte, situando la trayectoria del balón entre los dos centrales. Maravillosa jugada que tiene sus cimientos en la lucha y el talento de Modric, pero que a Lippy y Hardy les pareció que se explicaba mejor analizando el supuesto error de los dos únicos defensas del Ajax que, ante el contraataque madridista, recularon hacia su propia área, en un generoso esfuerzo no secundado. El segundo gol fue de corte similar, aunque con solo dos protagonistas. Modric protege el balón ante el acoso de su marcador, de espaldas a la portería contraria. Se revuelve junto a la línea central y se orienta hacia el campo del Ajax en una media vuelta. Ve el desmarque en ruptura de Calléjón, por el centro, completamente en vertical hacia los dominios de Vermeer, irrumpiendo entre los dos centrales. El pase es de unos 40 metros, preciso, al pie del canterano madridista. El control con el empeine es tan bueno que el balón cae desmayado delante de Callejón, quien ha de volver a darle algo de impulso tras el bote empujándolo con el vientre para que no se le quede atrás en su carrera. La definición ante la salida de Verrmer es de maestro, con el exterior del pie, abajo, junto a la cepa del palo derecho. En la celebración Modric se lleva más felicitaciones que Callejón, y le vemos desaparecer por ser más bajito en el abrazo de grupo con Khedira, Pepe y Carvalho. "Anda muy necesitado de cariño", apunta Lippy y Hardy no discrepa. Y suponemos que su señorío les impide añadir que por culpa de la crueldad de Mourinho.

La labor de Kaká fue más oscura hasta llegar al momento de su lucimiento personal en el tercer gol. Sirvió perfectamente de engarce en el movimiento del balón, dándole continuidad a las jugadas siempre con criterio, pero sin que apenas se vieran rasgos de genialidad, que es por lo que normalmente los que no somos expertos evaluamos la labor de un jugador. Nos cuesta elogiarla cuando se limita a un ejercicio correcto del oficio de futbolista, cumplidor con lo que le ha encomendado su técnico. No obstante, como ya he anticipado, también a Kaká le llegó su momento para brillar de forma rutilante. Justo en la reanudación del juego, tras el descanso, recibe un pase en corto de CR7, cerca de la frontal contraria. valiéndose su zancada característica, que siempre frena con pasitos cortos, se posiciona ante la media luna del área y, desde allí, lanza un misil teledirigido, con el interior del pie izquierdo, que se cuela en la portería de Vermeer junto al palo. Se juzgará el paso del brasileño como decepcionante seguramente cuando se marche, pero lo cierto es que nos habrá dejado para entonces más de una docena de goles sublimes, alguno incluso en partidos relevantes. Goles caros seguramente, pero cuya factura pago con gusto al saber que mi amiga @blanquibg los habrá disfrutado más que nadie y le habrán procurado su ratito de felicidad tras cada uno de ellos.

En el cuarto de hora final llegaron los cambios. Entro José Rodríguez -en el minuto 71, por Kaká, todo un editorial en sí mismo este detalle-, el que ahora dice la prensa que es el ojito derecho de Mou. Lo he leído esta mañana en un diario y estoy por escribirle al chaval para advertirle que se proteja, que contrate guardaespaldas si es preciso, que seguramente lo será ante las puñaladas traperas por la espalda. Sus primeras intervenciones fueron errores, pero es que el equipo andaba muy exigido por la presión del Ajax y estaba completamente enlatado en su área. Es cuando el canterano logra asentarse en el juego cuando el Real Madrid recuperó el pulso, siendo posible ese arreón final de unos diez minutos, que culminó con el segundo gol de callejón a pase de Morata, antes mencionado. En el resumen final de los comentaristas y en el análisis final durante el postpartido, se quiso centrar el debate en una anécdota secundaria. ¿Y cuándo no? , sería la pregunta a formular. Y es que hubo cierta confusión a la salida de Kaká del terreno de juego acerca de quien debía quedarse con el brazalete de capitán. Se lo apropió Adán, pero Mou le hizo rectificar y cedérselo a Pepe, que creo que no estaba muy por la labor de entrar en ese tipo de polémicas estériles y que tanto despiertan el hambre en los cruzados. Pero hay que ser caritativos, bastante disgusto llevaban para entonces encima con la goleada del Real Madrid. Había que darles carnaza para calmar su furia y ansias de señorío ajeno. Pobricos.

1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo contigo!!! Me encantan tu humor y tus crónicas, esta particularmente acertada en los personajes elegidos, aunque la realidad supera con creces a la animación. Las retransmisiones de partidos del Madrid deberían traer la opción de "mute selectivo" y permitirnos disfrutarlas con sonido ambiente, la de naderías que nos perderíamos ;-)

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