martes, 9 de agosto de 2011

El atrevimiento

El atrevimiento

Es justo cuando estás a punto de despegar cuando caes en la cuenta de la ligereza de las cosas, del temblor del aire entre las ramas del sonido, del roce de la realidad en las arrugas del tiempo. Ni antes ni después, conocerte ha sido comprender el significado de la palabra siempre. Y ya en pleno vuelo el mundo es como un retrato a tempera, cargado de pintura en los rojos amapola y sin apenas trama en los azules firmamento. Un mosaico con vocación de abstracto. La sangre del mundo que deja de acudir a la cicatriz de la mirada para ocultar el dibujo de tu rostro. Ni lo que digo ni lo que hago, nada tiene sentido salvo el atrevimiento. Tu boca es la única alegoría que me parece razonable. Y temo ser demasiado explícito, que entiendas lo que siento. Me pierdo entre mis palabras como en un laberinto y no encuentro silencios para que tus labios eclipsen mis labios.

Con esa convicción llego, la de que tus mejillas son leña para que arda, para que prenda con las nubes del próximo ocaso. Fuego en la fronda del día para luego apagar las pavesas en la corriente de estrellas que fluye en el cauce de la madrugada. La tuya y la mía son la misma hora de la noche. Por eso, antes que seamos cenizas de olvido, antes de que el desinterés tome posesión de este desconcierto, antes de que el sol se parta en el filo del horizonte, tendrás que saberlo, tendré que contártelo todo. Explicarte lo cercano y lo remoto, en que lado del propio pecho es que palpita un corazón que sientes contiguo, que angustia precede a cada gozo, que dolor es el pago de cada "te quiero". Sin aspirar a que se entrevere de significado, lo que digo es lo que ahora redacto. Y mientras lo hago temo ser para tí demasiado claro, que conozcas todas las claves, emerger hacia tí desde la niebla. Y por eso trato de usar tu ausencia como un difumino con que corregir cada trazo, cada frase. Pero tu presencia es una constante. Y por eso mientras escribo no encuentro las pausas para que tus manos se apoderen de mis manos.

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