domingo, 1 de mayo de 2011

Cine y TV (28) / Forajidos de Leyenda - The Long Riders - Walter Hill - 1980


Forajidos de Leyenda - The Long Riders - Walter Hill - 1980

¿De que trata esta película? La clave pienso que está en la conversación entre los hermanos Ford y el agente de Pinkerton en el epílogo que hacia el final describe en unas pocas pinceladas el asesinato de Jasse James. El agente piensa que lo que le exigen por la cabeza del líder de la banda de forajidos que acaba de desmantelar es excesivo. Le urge obtenerla antes de que la reconstruya con nuevos efectivos. Pero ese precio por el trabajo le hace dudar. Una pregunta de uno de los hermanos le acaban de convencer: “¿Sabe que clase de hombres salen de Missouri? Los Younger, Los James, Los Miller”. En sus palabras no solo pretende poner en evidencia el riesgo que asume al encargarse de la misión, sino también indicar de forma implícita que solo otro hombre salido de Missouri puede llevarla a buen término.

http://www.youtube.com/watch?v=5K3JF_JG1gY Trailer de la película

Así pues, la película trata de los hombres que salían de Missouri. Tipos que nacieron en tierras que forjan temples duros, como el Condado de Clay, y que por la época elegida para el relato retrata hombres que además sufrieron la amarga experiencia de la derrota en la Guerra de Secesión americana, que incluso logró acerar esos temples y hacerlos menos competentes para la fractura. Son hombres con código por más que desprecien a la Ley del Norte. Gente que antepone los hechos a las palabras, porqué éstas comprometen y aquellos son suficiente discurso, pero que solo actúan cuando creen saber que es lo debido. Predomina por tanto la sobriedad en lo que dicen y en lo que hacen. Palabras quedas con sustrato y actos que cierran discusiones no las abren.

El inicio de la película, las hermosas imágenes durante sus títulos de crédito, ilustran su también hermoso título original: “The Long Riders”. No domino el inglés. Estoy lejos de advertir los matices de las frases que entiendo solo a medias, pero esta parece querer decir “jinetes de largas distancias”. Vemos la ladera de un prado verde en cuya coronación, en el horizonte visual de la imagen, vemos recortarse de perfil un grupo de jinetes que cabalgan al trote en fila india. Tal vez sea esta imagen casi icónica una metáfora de una de las principales características de los hombres que salen de Missouri, su lejanía geográfica y anímica de todos nosotros, su adscripción a clanes cerrados relacionados entre sí por parentescos lejanos, lo que conforma un conglomerado casi hermético a los forasteros. Para tratarlos solo caben dos opciones, o bien accedemos a sus territorios, donde nunca dejaremos de ser extraños, sino es que no somos considerados enemigos declarados, como les ocurre a los agentes de Pinkerton, o ellos tendrán que cabalgar largas distancias para llegar hasta nosotros, siempre con intenciones fuera de la Ley.

Walter Hill

Director de cine con escaso reconocimiento de acuerdo a sus méritos, repasar la filmografía de Walter Hill provoca una honda la sorpresa. En sus inicios en el cine como guinista firmó el libreto de algunas películas de mucho renombre, como La huida (The Getaway, 1972), película de Sam Peckinpah que tanto dio que hablar por la tormentosa relación antes y durante la película, por supuesto también después, de la pareja protagonista, Steve Moqueen y Ali McGraw. Curiosamente, o quizás de forma premeditada al llevar a cabo el casting, ya que las habladurías sirvieron como reclamo para que la gente acudiera a los cines para ver la primera película, el remake relativamente reciente fue protagonizada por otra pareja de relación no tan tormentosa, pero casi, Alec Baldwin y Kim Basinger.

Como director cuenta en su haber con títulos notables, muchos de ellos traspapelados por el tiempo a pesar de su calidad, por lo que tengo que pedir ayuda a la memoria para escribir sobre ellas porque mucho es el tiempo que ha pasado desde que las visioné, algunas en las propias salas de cine. Destacaría en este grupo de obras notables olvidadas “Crossroads” (1986), protagonizada por dos casi debutantes Ralph Macchio y Jami Gertz, esta última una mujer, casi adolescente entonces, de esplendorosa belleza morena, que aun recuerdo lo que me impresionó en su momento, siendo para mi un descubrimiento casi místico ese resplandor moreno que irradiaba, y que creo que fue una de las causas que me llevó a recorrer la larga senda en cuanto a gustos estéticos que separa las bellezas rubias de las morenas. A veces pienso que fue aquella la época en que el canon nórdico hasta entonces imperante, que tenía como paradigma a Marilyn Monroe, se vino parcialmente abajo para dar una oportunidad a este otro tipo de mujeres de aspecto mediterráneo. Rubio fuego y gris ceniza. Ver a Jammi interpretando ahora papeles de mujer madura en los que siempre pierde el duelo por la conquista del protagonista con mujeres más jóvenes, como le ocurre en Twister en su disputa con Helent Hunto por amor de Bill Paxton, es una evidencia más del paso del tiempo, que me recuerda que estoy más cerca de la meta que del inicio. La película trata sobre un joven guitarrista que vende su alma al Diablo para obtener el éxito como músico, un trato que en realidad no necesita realmente por su innato talento. Contrato cuya ruptura será el objetivo una vez se da cuenta de la locura cometida. El título, que puede traducirse como encrucijada, alude a que es un cruce de senderos donde el ser maléfico cita siempre a quienes le invocan para proponerle tratos o negocios. Como todas sus obras es el entretenimiento puro el fin último, sin renunciar a los detalles de calidad en cuanto a la narración, ambientación o recursos cinematográficos cuando es posible. Otro rasgo distintivo de esta película, que será una constante en su carrera, es el uso de actores debutantes o muy poco conocidos. No en balde la primera película de ficción de Arnold Schwarzenegger fue “Danko, Calor Rojo” (Red Heat, 1988), película aunque entretenida perfectamente olvidable y que no pienso reivindicar aquí.

Las películas más famosas de este cineasta como director son “Límite: 48 Horas” (Another 48 Hrs., 1990), nuevamente un debut sonado, en este caso el de Eddie Murphy, así como “Los amos de la noche” (The Warriors, 1979), película cuya trama está inspirada nada menos que en el Anabasis de Jenofonte, aunque si se explica el argumento cuesta entenderlo a la primera. Trata de una banda callejera de Nueva Gersey, The Warriors, que tras acudir a un cónclave de bandas en Central Park, en el que se plantea nada menos que aunar esfuerzos para adueñarse de la ciudad, el asesinato de quien propone esta idea, líder máximo de la delicuencia juvenil de Nueva York, atribuido erróneamente a ellos, les obliga una retirada hacia sus dominios, siempre usando rutas que han de cruzar territorio hostil.

Aun queda por mencionar su labor como productor, desempeñada en muchas de las películas que el mismo dirige, y en algunas otras, algunas de gran renombre, como buena parte de la sagas Alien y Aliens vs. Predators.

Los códigos

La defensa del grupo es una Ley que antecede a todas las demás. Los habitantes del territorio serán impermeables a todo intento de coacción o soborno de los hombres de Pinkerton cuando aparezcan en Missouri para intentar capturar a los forajidos. La ayuda que recibirán de ellos será siempre nula, cuando no tengan incluso que enfrentarse a una oposición mostrada sin subterfugios. Ya dentro del territorio la fidelidad al clan se antepone a la del resto de habitantes. Esto quedará patente en los momentos de tensión que habrán de vivir los integrantes de la banda, en la que se producirán conflictos entre los grupos de hermanos. Cuando un integrante de la banda se enfrente a otro siempre contará con el respaldo de sus hermanos. Existen excepciones, por supuesto, pero siempre por causas excepcionales. Así, durante el atraco que abre la narración, el pequeño de los hermanos Miller, personaje interpretado por un primerizo en el cine Dennis Quaid, matará sin motivo, por puro gozo criminal, a un trabajador del banco. Cuando, una vez a salvo tras la huida, sea recriminado por Jesse James y expulsado del grupo, se verá abandonado por su hermano, personaje al que da vida Randy Quaid. Y será porque a su juicio su acción solo ha traido deshonra al clan, con un acto de innecesaria crueldad. Este detalle narrativo es importante porque en la mente de los forajidos estará siempre la idea de actuar con honor, dentro del territorio de lo justo. Es verdad que apelarán como fórmula rutinaria a la hora de justificar sus felonías, casi como una ironía, su lealtad al bando derrotado en la guerra recién acabada, como si no creyesen en ella, pero la pobreza a la que se ven abocados por causa del ejército ganador parecerá ser suficiente para acallar cualquier protesta de sus conciencias. No hay que perder de vista, aunque no se explique en el film, que todos estos hombres lucharon en la guerra civil integrados en guerrilas, no en ejñercitos regulares, que solían hacer del saqueo y el robo una actividad lícita de guerra.

No es difícil conectar anímicamente son este puñado de hombres de honor a pesar de ser forajidos. Los hermanos Miller sirven para focalizar lo menos agradable que subyace en la película. El odio incontrolado de ambos será lo que a la postre lleve al grupo a la ruina. Si bien en el primer atraco el mayor se posicionará junto a Jesse James a la hora de expulsar al menor, el el atracó que casi cierra el metraje, porque todo lo que viene después son simples pinceladas para nivelar la narración, cometerá el mismo error, dejando que su odio al Norte precipite el estallido de violencia posterior.

Es curiosamente Jesse James el personaje al que más cuesta encontrar rasgos simpáticos o positivos que nos ayuden a conectar con él. Se diría que a lo largo de la película su autoridad sobre sus hombres se va tornando en distancia y soberbia, lo que explicaría mucho de lo que sucede al final. Las simpatías son más fáciles de adquirir con los Younger. También con Frank James, muy unido a ellos. Solo la lealtad familiar hará que renuncie a su amistad en el momento en que la tesitura en que le sitúe su hermano le obligue a tomar una decisión. “O ellos o yo” será el dilema que le plantee en un momento dado, y tomará su decisión de muy mala gana y sin estar convencido después en ningún momento de ella.

Un asunto enojoso, en este caso tratado de una forma para mi turbia, es la relación de Cole, el líder del clan de lo Younger, con la prostituta Belle Star (Pamela Reed). El resto de hombres del grupo son fieles esposos o pretenden serlo. Cole ha elegido, aunque más bien parece una dependencia, a una prostituta, a la que desprecia por su profesión pero le impone su presencia. Esta relación nunca alcanza siquiera es estadio de la ternura. A pesar de la necesidad que sienten el uno de otro sus encuentros solo sirven para saciar el deseo, no para construir una relación de afectos. Casi diría que ella trata, a su manera descarada y falta de tacto, se forzar una decisión en él. Que nunca se produce, porque los hombres de aquellas tierras son gente de familia, y una prostituta está bien para pasar la noche pero no para convivir con ella durante el día. Ella es rechazada y es lícito que busque acomodo en otro lugar y con otra persona. Por eso no entiendo una escena hacia el final de la película en la que se cierra este hilo narrativo y se trata de desacreditar el personaje ante nuestros ojos.

Costumbrismo

La película se detiene en la descripción de los personajes en su ambiente, una constante del cine americano. No faltará la clásica escena de baile tras una boda, en este caso de Jesse James, el Leiv motiv de la película, aunque se trate de una obra coral en la que no destacan en exceso unos personajes sobre otros, y en la que incluso podría discutirse la supremacía moral y asdencia sobre la trama del supuesto protagonista. En muchos momentos ese papel parece más reservado a cualquiera de los dos hermanos mayores Younger, en especial al líder del clan, Col Younger. El baile se aprovecha para ponernos en antecedentes respecto a las relaciones sociales de los miembros de la banda, con sus mujeres, aspecto muy cuidado en el guion, ya que si bien la aportación de las mujeres del grupo a la acción es nula su importancia a pesar de ello es capital, su peso sobre las decisiones a tomar, aunque no tengan voto nominal.

El vestuario está muy cuidado. Es curioso lo elegantes que están siempre los forajidos. En el atraco que cierra la trama portarán los celebérrimos guardapolvos, que son casi una seña de identidad en las películas del oeste de los años 70 y 80. Tan bien la ambientación musical está muy cuidada, con músical rural de aquellos parajes que ayudan a crear la atmósfera propicia para lo que se quiere contar y a retratar de paso a los personajes como grupo. Algunas piezas musicales son de una belleza notable, como la que suena en la escena del entierro del hermano pequeño del clan de los James, asesinado por negligencia por dos de los agentes de Pinkerton, que serán casi ajusticados siguiendo otra máxima del código: el ojo por ojo, diente por diente.

http://www.youtube.com/watch?v=uQULVgiemu4&feature=related Archie’s Funeral - Versión de Ry Cooler

http://www.youtube.com/watch?v=NFryzn4xOls Archie’s Funeral - Versión anónima en Lazy River Weissenborn Style Guitar

Asalto al banco del poblado sueco de Minnesota

Ante la desaprobación del otro lider del grupo, Cole Younger, Jesse James decidió seguir el consejo de Miller y asaltar el banco de un poblado de Minnesota. El lugar está tan lejos que habrán de desplazarse en tren hasta él. Han dejado de ser long riders.

Las señales de la catástrofe son muchas. Hay 2 nuevos hombres. Jesse los presenta ante sus hombres indicando que “son dos buenos elelementos”. Cole replica sardónico: “¿Quién lo dice?”. “Lo digo yo”, será la contestación de Jesse con ira en los ojos. Todo parece haber cambiado. Aflora la rivalidad entre clanes, aunque más que esto lo que sucede es que Jesse James se está distanciando de sus propios hombres. Los códigos parecen haberse roto. Por eso el desenlace del golpe de mano parece un castigo por impiedad.

El tiroteo con el que se salda todo, que dura poco más de 6 minutos, es uno de los momentos culminantes del cine del oeste. Hay recursos narrativos muy novedosos y de extraordinario impacto visual y sonoro. El abuso de la cámara lenta embellece los planos. Vemos caídas espectaculares. Después de tantos western tienen capacidad incluso para sorprender. En una de ellas, mientras cae un hombre de un tejado desde una altura de dos pisos, un personaje situado cerca de su trayectoria gira su cabeza hacia arriba para verlo caer. Algo tan banal como ver caer un francotirador adquiere una nueva dimensión.

Pero más que las caídas, algunas de ellas exultantes de lirismo visual, como la de uno de los Younger con la que se inicia la refriega, es el lenguaje de las balas. Oimos el tiroteo a cámara lenta, es decir, la alteración de la velocidad de la flecha del tiempo es congruente con un efecto doppler sonoro. Sabemos con seguridad que un hombre del grupo será alcanzado por que previamente al impacto oiremos el sonido grave de la bala rasgando el aire que se interpone en su camino. Y veremos como las balas muerden la carne, como la ropa es rasgada y embadurnada de sangre. Las expresiones de dolor de los actores al ser alcanzados son tan reales que surge la duda de si las explosiones de bolsas de sangre simulada no son realmente dolorosas para ellos. Reconozco que está escena es una de las que mayor impacto me han causado en mi trayectoria como espectador de cine. Nunca antes ni después he visto cosa que se le acerque remotamente.

El grupo ha sido víctima de una encerrona de los hombres de Pinkerton. Cuando tratan de huir se ven atrapados en una jaula, siendo acribillados a balazos por los habitantes locales. Solo encuentran una ruta de escape, atravesar una tienda de la calle. Y lo haran atravesando al galope las lunas delanteras y traseras del local. Escena que, como no, contemplamos con pasmo a cámara lenta, con unos efectos de sonido que no logro descifrar por más que uso la moviola. A veces parecen los relinchos a cámara lenta también de los caballos, su protesta que suena con tonos muy graves por el efecto Doppler. En todo caso estos sonidos fantasmagóricos añaden dramatismo a las escenas.

Mientras los integrantes de la banda van salvando los obstáculos que les separan del campo abierto, como si de un concurso hípico de saltos se tratase, se alternan como flashes visuales planos del rescate por Cole de su hermano pequeño, que ha quedado atrapado en el poblado, caído en el suelo junto a su caballo ya moribundo y está siendo masacrado por los disparos de rifle. Recuerdo la emoción que sentí la primera vez que vi está escena, de la que aun quedan ecos cuando vuelvo a verla ahora. Después, los minutos finales de la película están cargados de gran melancolía, producto al tiempo de la derrota de los personajes que de alguna manera hemos llegado a respetar y de la descarga de adrenalina que nos ha dejado agotados en nuestros asientos. Decir que recomiendo esta pequeña joya olvidada del cine sería quedarme muy corto. Considero su visionado obligatorio para todo amante del cine. Nos hará cabalgar hasta un lugar muy lejano que ya no existe, pero que de alguna manera quedará ya por siempre dentro de nosotros.

http://www.youtube.com/watch?v=8ztuu7OEgbQ&feature=related Escena del tiroteo en Minnesota

No hay comentarios:

Publicar un comentario