viernes, 29 de abril de 2011

El fútbol y sus aledaños (22) - El Puto Amo

El Puto Amo

A muchos periodistas, al menos a dos de PuntoPelota se lo he oido mencionar en el programa, les sorprende que la afición madridista esté abducida, como ellos lo denominan, por José Morinho. Lo voy a intentar explicar, aunque se que es un esfuerzo inútil. Esta misma mañana lo he intentado con una amiga aficionada de otro equipo, y no es la primera vez que lo intento con ella, y ha sido completamente inútil. Piensa, como la mayoría, que el Madrid, que tanto ha ganado, no debe quejarse de nada, que su propio equipo, que ha pasado por segunda división y normealmente lucha por puestos mediocres en la tabla clasificatoria, tiene muchos más duelos y quebrantos que nosotros. Planteado así ya digo que es harto difícil encontrar un cauce para el discurso, porque el que se me da es tan angosto que no me caben los argumentos. Aun así, allá vamos.

Mourinho es un hombre polémico. ¿Por qué lo ficho el Madrid entonces, si el club presume de su fair play, de su imagen inmaculada y su señorío? Es una buena pregunta. Reconocí en su día, y es posible que esté escrito en este blog, que no me parecía creible su fichaje porque sus modos y el talante de Florentino Pérez parecía inmiscibles, como el agua y el aceite. Uno entre tantos de mis juicios equivocados. Creo al presidente cuando dice que siempre fue su primera opción, porque ni tiene motivos para mentir ni es su costumbre cuando hace afirmaciones, que son muy de vez en cuando. Es persona contenida y a todos nos extraño su efusividad celebrando un gol de Benzemá en un partido de Champions este año. Pero lo que vemos de Florentino es solo el paramento de la fachada frontal, mientras que de Mourinho tenemos acceso a lugares de él que a lo mejor a veces tampoco quisieramos recorrer. Nos da más información sobre sí, sobre su modo de ser de la que quisiéramos o necesitáramos a veces.

Urge pues como cuestión previa decidir si la actitud de Mourinho es auténtica o responde a una estrategia premeditada. Hay controversia al respecto. Se ha insistido mucho en que sus explosiones verbales responden a una intención de desviar la atención y de servir de pararrayos a sus jugadores frente a los ataques externos. Si fuera así quedaría desmentido su fama de buen estratega. Lo que hace pone en el ojo del huracán al Madrid en todos sus estamentos, provoca que se hable del club hasta en el New York Times. Tal vez sea una mezcla de ambas cosas, espontaneidad calculada o dosificada. En mi opinión es un deseo de expresarlo todo, mezclado con mucha fuerza de carácter, convencimiento de las propias ideas y una nula capacidad diplomática. Poco paciente con sus enemigos, sus respuestas a menuda descalifican o humillan a quienes las formulan. Cabe la posibilidad de que Mourinho esté intentando que el madridismo se enfrente a sus propios demonios. Para mí algo o mucho de esto hay. Pero el mal carácter ya lo traía puesto cuando llego, y no tengo claro que demonios podían tener en el armarios clubs como Oporto y Chelsea, poco conflictivos que yo sepa, un recién llegado a la élite del fútbol el segundo.

Cuando recaló en el club merengue tres son los problemas que se encontró:

1.- La supremacía indiscutible del Barcelona en España y muy poco discutida fuera. Que el Inter apease al Barça en la semifinal que daba acceso al partido del Bernabeu fue casi un milagro, logrado por el propio Mourinho. Algunos dicen que fue lo que decidió a Florentino Pérez a ejecutar su fichaje. La dejo caer aquí, porque es una hipótesis muy repetida, aunque yo no la crea.

2.- Una plantilla acostumbrada a ser arrollada cuando no humillada en el terreno de juego y cerca de él por los blau-granas. El mismo Pep intentó perpetuar esta situación en la misma raya de cal en su lance con CR7. Piqué también a su modo falto de inteligencia en ese mismo partido y tras finalizar el primer clásico de la tanda en la que estamos.

3.- Una prensa malcriada a la que cada temporada traían a un entrenador para que lo usara como juguete y pudiera romperlo en la sala de juegos que son los periódicos y las emisoras de radio.

El tercer problema es irresoluble. Nos tenemos que contentar con un entrenador que no se deje pisotear como tristemente les ocurriera a Shuster, Pellegrini, Capello y tantos otros antes que ellos. Mou les dijo "cuidaico" a los chicos de la prensa y estos encontraron el motivo que anhelaban para poder aplastarlo sin compasión en defensa propia. He debido decir intentarlo, porque en lo verbal dudo mucho que puedan sentirse ganadores, y en la batalla de ideas ni siquiera tengo noticia de que hayan compadecido al cuadrilatero. Lo que se dice sobre Mourinho suele versar más que nada sobre si pone los codos o no en la mesa y sabe utilizar la paleta del pescado, cuestiones de urbanidad y educación, urbanidad que decían en el colegio que yo estudiaba de niño. Temas de etiquetas en los que ancha es Castilla y hay espacio amplio de maniobra para buscar la posición para encararle y atizarle. la sala de prensa se ha convertido en el saloon donde Mourinho se enfrenta a los pistoleros de la prensa y suele ser el más rápido en disparar. A veces lo hace sin previo aviso.

 En cuanto al problema futbolístico está claro que está por resolver, aunque el primer clásico y la Final de Copa hacen entrever que hay soluciones. El tercer clásico ha permitida respirar a la prensa. Ay, que la cosa se empezaba a poner fea y las circunstancias empezaban a exigir darle la razón a ese portugués. Es curioso, bueno, en realidad es algo muy lógico tal como están planteadas las cosas, la enorme difusión y el calibre de las críticas que obtienen las palabras de Mourinho y la casi nula repercusión que han tenido, en la propia prensa insultada incluso, las injurias de Guardiola acerca de una prensa asalariada y dirigida por Florentino Pérez, y el enésimo arrebato independentista de este señor, que una vez más llama tirano al país al que pertenece sin que apenas nadie mueva un músculo.

Pero, tratabamos de explicar por qué existe ese fervor casi unánime, y digo casi porque seguro que habrá quien discrepe, por José Mourinho en el aficionado madridista. Lo crean o no los seguidores de otros equipos, estamos hartos. Y la cosa no es de ahora o de hace unos pocos añor, es una situación enquistada desde hace décadas. Es ridículo que quienes han demandado a Mourinho por cuestionar 1 Copa de Europa hayan cimentado su identidad en la negación de 6 del Madrid. La identidad de una nación, y el pequeño país culé no va a ser una excepción, se basa siempre en la oposición a adversarios externos que amenazan o cuestionan esa identidad. El Madrid ha ido siempre a lo suyo porque le iba rezanoblemente bien. Algún tropieza hubo, como la semifinal de la Copa de Europa de 1960 frente a ya saben quien. Pero fijense lo poco conocido que es aquel hecho. Ahora nos dicen los barcelonistas que después de 50 años de quejas y descalificaciones, siempre embadurnadas de política, podemos hacerlo nosotros cada vez que nos roben en el terreno de juego. Pero los robos son anteriores a la llegada de Villar a la Federación Española de Fútbol, porque ya ocurrían en las islas afortunadas en la década de los 80. Y hablamos de hechos graves y también menudos: los pequeños favores a los rivales en forma de suspensiones cautelares, malos arbitrajes que se lograban sortear gracias a la supremaciía de juego, desplantes de los comités. Son el pan nuestro de cada día desde que recuerdo. Y recuerdo mucho en longitud, anchura y calado.

Valga como ejemplo curioso el intento de José María García de instaurar un invento que el denominó "La otra Liga". Era su época divorcio con Ramón Mendoza. Tras un largo domingo de noviazgo el romance acabó muy mal. El intento de desacreditar al personaje puso por en medio al Madrid, al que el periodista gustaba patear siempre que podía. Así, se hizo necesario proceder a demostrar las ayudas arbitrales sistemáticas al Madrid. La Otra Liga no era otra cosa que un intento de reflejar como quedaría la tabla clasificatoria si pudieran ser enmendados los errores de los árbitros, siempre que supusieran merma o incremento de puntos para los equipos. Tras dos años que demostraron que el Madrid era más perjudicado que beneficiario, prefirió aparcar el proyecto a perpetuidad. Eran graciosas las discusiones con el árbitro encargado de llevar los registros porque no se avenía a las instrucciones veladas, que no eran otras que demostrar de forma fehaciente que el Madrid era un ladrón del fútbol. Reconozco que mi desinterés por José María García tiene su semilla en un día en que se le oía abatido por la radio hasta que algo provocó su euforia: el Madrid perdía contra todo pronóstico aquella jornada su primera Liga en Tenerife. Después vinieron sus acosos al equipo español de Gimnasia Rítmica, al que destrozó de arriba a abajo, a Perico Delgado, Butragueño y a algunos otros que no querían obedecer sus consignas ni comulgar con sus postulados.

Siempre que el Madrid ha recibido una afrenta se ha exigido poco menos que su silencio desde todos los ámbitos, mientras que sus supuestos agravios, reales o inventados, alcanzaban cada vez mayor difusión. Pongamos como ejemplo las palabras de Piqué en el túnel de vestuarios del Bernabeu, graves si son ciertas. Cuando eran un rumor propagado por un único periodista se reiteró que no eran creíbles, que existían intereses bastardos al difundirlos. Pero al menos era tema del que se hablaba. Desde que Casillas confirmo el rumor se han sustraido del debate. Una acusación de una actitud racista de Busquets, que viene con la prueba por delante, ha pasado al cajón de lo que no se quiere discutir y si silenciar desde el primer momento. Si, es cierto, pasan muchas cosas en los terrenos de juego, pero a los nuestros siempre se les ha mirado con lupa. Se habló mucho de las cosas que Pandiani decía que le dijo CR7. Y los periodistas se agotaron de criticar lo que Pandiani les dijo que le había dicho CR7. A las palabras de Pandiani se les dió certificado de autenticidad desde el minuto 1. Curioso, ¿no? La norma más bien. Y si recordamos la forma en que se formaron dos tarjetas amarillas en el campo del Ajax todo queda más claro. Linchamiento público de Mourinho y a través de él del Madrid. Pues no se si es más grave alargar el saque de una falta para forzar la reacción de un árbitro o mofarse de una nacionalidad o una persona de otra raza. La prensa lo tiene claro, en este caso por lo que calla no por lo que dice.

Mourinho no tiene problemas en plantear los temas, ponerlos sobre la mesa. Es un jabato herido que la prensa y los enemigos del Madrid deberían rematar cuanto antes porque nada hay más peligroso que un jabalí herido. ¿Qué si siento devoción por Mourinho?¿Qué si estoy abducido por él? Para que negarlo. Es más, quiero reconocerlo. Pocas son las veces en que he estado en desacuerdo con algo de lo que haya dicho. No me pareció bien la acusación a Preciado y pare usted de contar. Digo más, ojalá Mourinho se empape de madridismo y quiera quedarse en la Casa Blanca mucho tiempo. Para siempre si es posible, que la haga suya, como lo hicieron Zidane, Stielike, Figo y otros personajes menos notorios, pero que son parte de los ladrillos con que está edificado el templo de Concha Espina, junto a la Iglesia en que hice mi Primera Comunión. Ahí dejo el dato para acabar en Allegro con Fuoco (espiritual). #HalaMadrid.

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