miércoles, 23 de marzo de 2011

Reglas de protocolo en Twitter (1) – Cuando una diva te dirige la palabra

Cuando una diva te dirige la palabra

Sigo siendo relativamente nuevo en Twitter, así que ignoro las reglas de protocolo en según que casos. En especial en lo relativo a las chicas. Tal vez alguien que me lea pueda sacarme de dudas. Supongamos que un día estás especialmente contento, alegre y con ganas de twittear de forma frívola, si se quiere, aunque tu lo describirías como practicar la esgrima verbal. Un poco de funky es lo que te apetece, dejar la vida con soniquete a canción de Sabina para otro rato. Hablas con un@s y con otr@s, y de repente encuentras un resquicio en la coraza de desdén de una de esas divas de la red social a través de la cual poder acercarte a ella. Ya sabeis, se trata de una de esas a las que sigue medio planeta Twitter sin ser seguidos a su vez por ella. Todos desean hablarla. Como preámbulos a otras ambiciones, no se si me explico. Y ella elige cuidadosamente a quien hace caso cuando lee los twitts teledirigidos.

De repente te ves en pleno asalto con ella. Le hablas y te contesta. Le replicas y ella sigue enganchada a la conversación. Es un púgil ligero. Te das cuenta que su intención no es dañar sino disfrutar del momento, sin que ello suponga que el gozo haya que extraerse de la humillación del contrario. Después de un escarceo, tal vez breve, pero lo suficientemente extenso para considerarlo una conexión sináptica en el cerebro social de la red, dejas que sea ella quien diga la última palabra. Quedaría feo de otro modo. Te das por satisfecho con lo obtenido, que no es poco, luz solar por una vez en vez de sombras chinescas.

Y en esto que dos horas después caes en la cuenta de que tienes dos MD suyos. Es que la versión nueva de Twitter no avisa de que tienes correo pendiente. Lees un tantico emocionado y te sorprendes al darte cuenta de que ella está intentando aclarar posibles malos entendidos, dejar constancia de que en la contienda verbal no ha habido ánimo de ofender. Ay, te dices, una mujer fatal que se muere de ganas de ser enfermera en el frente, que linda. Que ya sabes que en Matrix nadie es real, que un avatar no es el reflejo en un espejo, que quienes somos aquí dentro solo es una tergiversación interesada, una versión alternativa de lo que somos ahí fuera. Pero te ha gustado mucho el detalle. Sobre todo tener la sensación de que a ella tu opinión le importa. Un mensaje privado, además de otras cosas, es un intento de relacionarse detrás del escenario, sin la presencia de terceros. No necesariamente de una forma más sincera, pero sin matizar por la presencia de ojos indiscretos.

Ella intenta dejar claro que no ha querido ofender con sus palabras. Es procaz sin dejar de ser elegante. Alude, hace acopio en sus escritos de una buena cantidad de eufemismos, de sobreentendidos, de palabras cifradas, de acertijos de solución instantánea. Su actitud rezuma sexo, digámoslo ya. Sexo que no nace del instinto primario sino de nuestra capacidad de raciocinio. Sexo pensado y no solo devorado. Sexo que no solo involucra a las terminaciones nerviosas sino a la totalidad del sistema nervioso, incluido el cerebro. Y te mueres de ganas de decirla que además de tener una personalidad atractiva y atrevida, es divertida y simpática, considerada y amable. Su rol es el de jugar a ser una mujer fatal, fuera del alcance de todos. Eso creías. Ni siquiera contabas con que fuera a responderte al primer twitt que le dirigiste. Le quieres agradecer ese gesto, que siendo una diosa del Twitter se trate con mortales. Y algo así le escribes, un texto que trata de ser cortés y sincero. Y cuando le das a enviar no pasa nada, Matrix te advierte de un fallo en el envío y te aconseja de que vuelvas a intentarlo más tarde. Ay, recórcholis, va a pensar que el de las ínfulas soy yo, que no contesto a MDs por que me creo muy importante. O, peor, que si que me he molestado en la trifulca de juguete, cuando no he parado de sonreir ni un momento. Durante una hora o más vuelves a redactar el mensaje de forma periódica y a tratar de enviarlo. Sin resultado. A las tantas de la madrugada caes en la cuenta de que el problema radica en que ella no te sigue. Como a tantos otros desdichados que suspiran por sus huesos. Y por sus carnes virtuales.

Y aquí llega el dilema. ¿Te ha escrito sabiendo que no podrá ser respondida? Hay algo, un poquitito de interrogación en sus mensajes que parece exigir una respuesta por tu parte. Puedes contestarla en abierto, a la luz del día. Pero si se ha dirigido a ti en MDs es por que quería eliminar la presencia de testigos. Así que lo descartas. Pero ella parece hacer especial hincapié en que le gusta ser audaz, transgresora y incisiva, y que lo sean quienes se relacionan con ella. Optar a su compañía exige valentía. Hay que merecerla. Es ese tipo de mujeres que incluyen esta cláusula como primer requisito. Aunque no te convence sopesas la idea de que tal vez valorase el que irrumpieses en su TL agradeciéndole los MDs. Anda que no quedaría bien que los demás supiesen que te hablas con divas. El prestigio, me dijo mi mentor en Twitter, todo se basa en eso, ya sea falso o real, que los demás les interese lo que digas o que piensen que aunque eres un cretino han de estar al tanto de lo que dices porque tus opiniones cuentan, son tenidas en cuenta por los otros. Pero tu estrategia ha sido otra desde el principio, navegar por Twitter tratando de ser más verdad que artificio, tratando a todos por igual y esquivando los supuestos círculos de poder, tener gente que te aprecie más que compromisos sociales. Así te va, claro.

Y en estas estoy, que no se que hacer. Has descubierto una mina de oro y te ves sin pico y pala. Y prometo que no estaba haciendo sugerencias atrevidas en esta última frase. Si alguien sabe que es lo correcto en estos casos, por favor, que me lo diga. Aquí me quedo pendiente de una posible respuesta.

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