jueves, 24 de marzo de 2011

Cine y TV (25) - Contestación al comentario de ainhop sobre Solaris

Sólo vi esta película una vez, hace un montón de años. Y sin embargo, voy a buscar su ficha y dice que sólo es de 2002. La recuerdo con especial cariño porque fue una de las primeras que vi en inglés cuando me preparaba ya para irme de Erasmus. No me disgustó, pero fue una película extraña. Por aquel entonces las cosas tenían que tener una trama, un principio y un final. Y esta película no lo tiene, o al menos yo no se lo encontraba. Me acuerdo perfectamente de la sensación que me dejó cuando terminó. Pensaba "¿y ya está? ¿y esto cómo se responde?" hasta que, pensando y pensando, me di cuenta de eso que mencionas: que algunas películas no están para resolver la vida y las dudas de la gente, sino que son puro entretenimiento y quizá hasta 130 minutos de algo que no tiene que tener un sentido, una razón, una excusa (otra similar, aunque la temática no tenga nada que ver, es 'El protegido', que llegué incluso a repeler con los años. Y seguro que no era para tanto) Esta película es muy compleja, pero no hace más que reflejar cómo somos las personas y las ramificaciones de acciones, encuentros y desencuentros, cómo se enfrenta uno a su dolor... Casi todo el tiempo llegué a pensar que no estaban en Solaris (me preguntas hoy y no sabría decírtelo) y estaba convencida de que toda la gente con la que se encontraba a lo largo de la cinta no eran más que proyecciones de su personalidad, puntos de vista que él tenía y que podía ver desde fuera por el simple hecho de ser una persona que se gana la vida escuchando las cosas de los demás. No me creí la historia del amigo, porque me gustó más pensar que era un caso de 'solo ante la adversidad' o de 'yo contra el mundo que no entiendo' demostrando, al estilo Soderbergh que o te lo haces tú o nadie viene a echarte un cable (Michael Clayton, quizá también?) Soderbergh es un director que me gusta, he visto muchas de sus películas. Pero los Coen, por ejemplo, y como ya te dije, no me gustan nada y he visto las mismas o incluso más. Creo que en cuestión de directores no lo tengo tan claro. Quizá yo me fijo más en los guiones, por aquello de la deformación profesional. Si una historia es buena, da igual que te la cuente Ben Affleck. Si está bien escrita, da igual que tengas que soportar a Justin Timberlake en cada escena. George Clooney es un tipo que me cae bien. Me parece que su mejor papel es el de Syriana, otra que tampoco entendí tan a la primera como debería. No creo que sea ni buen actor ni malo, solo que a mi me convence y eso ya me sirve. En esta película me gustó, porque llegaba de otros papeles bastante opuestos y aquí se pudo ver que tenía algo más que una cara bonita. Esta pregunta "¿Hasta que punto las personas que amamos devienen de nuestros anhelos o tienen una vida real más allá de nuestra mente?" me intriga. Si algún día sabes la respuesta, dedícale un post. Lo merecería, y además serviría de doctrina para muchos. Tengo más curiosidades: ¿qué películas tienes previsto pormenorizar ahora? ¿por qué no haces esto con algunas series? Me gustaría saber qué opinión tienes de Rubicon y Sons of Anarchy. Dos que creo que, visto lo visto, te van un montón (no sé si me dejará comentar esta vez... cada vez que quiero decir algo es un lío!!!!)

Contestación al comentario de sobre Solaris

Ayer me rescató un amigo de nuestro pasado común. Un amigo que llevaba años sin ver y que hace un buen tramo de vida que está fuera de mi cotidianeidad. Lo ví, y una vez asimilado el shock de la transformación que obra el tiempo, 5 ó 10 segundos, fue como si nuestra relación no se hubiera interrumpido nunca. Habíamos quedado en un pub a tomar una copa. Le desilusionó saber que ya no bebo alcohol porque fui su compañero de borracheras épicas. La razón es simple, bebía alcohol sin que me gustase solo para deshinhibirme, para ser capaz de dirigirle la palabra a la gente que me interesaba y ser capaz de mirar a las chicas que me gustaban. Cuando estabamos apurando esa primera ronda, en mi caso una Coca-Cola, sentí una necesidad que llevaba dormida dentro de mí durante mucho tiempo, la de pasear. Llovia pero eso me dió igual y le forcé a caminar bajo un aguacero intermitente con su americana impecable y corbata a juego. Adoro caminar y charlar. Con mi amigo Guillermo recorría La Castellana entera, y cuando se nos acababa la ciudad en la Plaza de Castilla, que entonces era su límite más o menos natural, dábamos medio vuelta y retornábamos a Atocha. Y así todo el día. Adoraba los paseos acompañados, caminar y hablar eligiendo los temas de forma aleatoria. Todos mis romances menos el último, e incluido el primero, el más importante aunque en realidad no fuera romance, yo me entiendo, han sido desde luego andariegos. Pero me volví conductor y dejé de tener amigos. Estoy pensando que si tuviera que hacer un casting para seleccionar nueva compañía en largos paseos tú serías una firme candidata.

Tu comentario me da pie a exponer una idea. Creo que con la llegada de la televisión, en estos tiempos con cine las 24 horas del días y, sobre todo, con emisiones de madrugada, la forma de ver el cine ha cambiado radicalmente. Releer un libro es una tarea ardua que lógicamente exige tiempo. Hay tanto por leer. Mi lista de inaplazables me llevaría varias vidas satisfacerla. Revisitar una lectura supone sacrificar tiempo que es propiedad de libros que nunca has abierto. Pero visionar una película muchas veces es algo relativamente frecuente y sencillo. Creo que cuando ves cine en una sala comercial inconscientemente te vuelves más exigente además de que se establece una lucha entre lo que creías que te iban a dar y lo que realmente te ofrecen. Ver plasmada la idea que traías a menudo provoca una enorme desilusión, y hasta enojo. Traías cuerpo para una de acción en el espacio, para una de caballeros Yedi y reversos tenebrosos en la órbita de un planeta y te dan Solaris. Tal vez hayas leido alguna reseña y tenías una idea muy aproximada de que iba el asunto, pero adquiriste mala postura al sentarte en la butaca y esos silencios arrastrados cargados de miradas entre Kelvin y Snow llega un momento que se vuelven una tortura para tu espalda. Ver cine en casa carece de expectativas. Y las madrugadas son tan propicias para abrir la mente de par el par.

Vi Solaris por primera vez una madrugada, cuando el alma se ralentiza y prefiere que le hablen quedo y despacio. Ni siquiera la vi desde el principio, así que la confusión durante el visionado era total. Pero la soledad absoluta y la quietud de la noche profunda te permiten estar atento a absolutamente todo. Y recuerdo que quedé absolutamente perplejo al comprobar que del interior de aquella trama oscura y tortuosa, que parecía un puzle del que solo me hubieran dado un  tercio de las piezas, emergía una poderosa historia de amor. Que ni siquiera era real. Esa falta de realidad atormenta a sus protagonistas, que se sienten como los personajes de un sueño que de repente son conscientes que son marionetas de un guión que ni han escrito ellos ni está a su alcance leerlo. Ni que decir tiene que no entendí el final. Pensé que había mucho desconsuelo en todo aquello. Algunos somos adictos a la melancolía porque es el sentimiento del que suelen destilarse todos los demás. La felicidad más que plenitud es ausencia de congoja. Y es bien sabido que la felidad construye pero no crea. Si Beethoven no hubiera sido un hombre atormentado anda ya que hubiera compuesto nueve sinfonías, con el esfuerzo que eso supone. Así que guarde esos tramos de película visionados con una mezcla de perplejidad y necesidad de volver a recorrerlos con la yema de los dedos para comprobar que no había rugosidades que había pasado por alto.

Vi la película un par de veces hace unos días antes de escribir su reseña y confieso que lo que me motivó a hacerlo fue la historia de amor, y que no salí defraudado por su falta de calado filosófico. Se puede hacer perfectamente pie en el puñado de ideas metafísicas que se proponen. ¿La vida es sueño o realidad? ¿Sueño o me sueñan? Estas dudas son tan viejas como el Hombre. Y si tenemos compañía inteligente en el Universo incluso más antiguas. Lo que me parece realmente poderoso en la narración es la historia de amor. No anhelamos saber, anhelamos que nos amen para poder olvidar, para que las respuestas no nos importen nada en absoluto. Apretar entre las tuyas la mano de quien te ama lo borra todo en un instante. Amas y olvidas el mundo. El amor fracasa y de repente la burbuja en la que has vivido ajeno a todo tiene una puerta en la que las preguntas aporrean de nuevo anojadas para que las dejes entrar. Vuelve esa necesidad de saber, de comprender. Kelvin es un tipo atormentado al que le dan la posibilidad de volver al interior de la burbuja, y tras las dudas iniciales, dudas homicidas incluso, abraza con desesperación la ignorancia del amor. ¿Es un final feliz? Creo que lo será, pero cuando el protagonista deje de preguntar. En la cara de Rheya en las últimas escenas se lee claramente que ya no hay deseo de conocer, solo de estar con él. Y si te fijas te das cuenta que esa expresión es la misma que tiene en los momentos en que Kelvin la recrea en sus sueños. Bien distinta a la que puede vérsele en los momentos atormentados en que su incertidumbre le hace desear la muerte. Por eso no tengo claro de si la flecha del tiempo en la historia en lineal, si presente y pasado se corresponden con los momentos que inicialmente les asignamos, si se ordenan de la forma habitual.

Propones que los personajes que comparten la historia con Kelvin podrían ser proyecciones de su propia personalidad, y no me parece en absoluto descabellado. A mi esos primeros planos de Solaris me sugieren que tal vez todo suceda en la imaginación del planeta. Incluso ese última secuencia en que lo vemos alejarse podría significar que la narración se acaba simplemente porque nos distanciamos de su atmósfera y dejamos de escuchar sus pensamientos. Quizás no es relevante si lo que te inspira una historia, porque coincido contigo en que una película es un relato, es o no coherente, sino si te provoca emociones. El cine tiene mas armas para inducirnos esas emociones que la escritura: imágenes, música, personas, una puesta en escena. Cuando todo ensambla pefectamente puede ser algo muy poderoso.

A mi Clooney me cae bien, y en Michael Clayton me parece que está magnífico, pero en algunas escenas con Natasha McElhone le he visto un tanto desnudo de talento. No se hasta que punto es necesario que le veamos el culo desde tantos ángulos y en tantas escenas. Pero no voy a quejarme, que no es justo que seamos nosotros los que ganemos siempre. Solo digo que viendo los ojos de ella se me borra cualquier necesidad de ver su trasero. Que, por cierto, no recuerdo si el director le dedica algún plano. Porque si a el se le ve, aunque sea de refilón imagino que a ella también se le debe de ver en algún rincón del metraje. Trataré de estar menos atento a su rostro la próxima vez.

Pues sí, soy Houseólogo titulado y la intención es escribir sobre algunas series actuales. En este mismo blog hay algún análisis de series y de capítulos concretos de House. Y las dos que me mencionas las tengo bajadas y algún día caerán. Ahora mismo estoy con Glee, que empezó pareciéndome gloriosa y quizás ahora me vea atemperado en mi entusiasmo. Tenemos mucho tiempo para pasear por este blog, si es que quieres. Matrix tiene mucho más trecho que recorrer que La Castellana, no siquiera será necesario que recorramos el mismo camino dos veces.

¿Qué si aquellos que amamos están fuera o dentro de nuestra cabeza? Esa es desde luego una de esas preguntas que uno trata de olvidar a través del amor. Hace poco me enamoré de nuevo y descubrí en mí la necesidad de hablar de mis anteriores amores. Gracias a Dios gozo del privilegio de disponer de un psiquiatrá permanenetemente de guardia: la escritura. Así que lo que dije en el divan por ahí y por aquí en el blog quedó por escrito. Y al hablar de mujeres que ya solo existen en mi memoria me asaltó una inquietante pregunta: ¿volvemos a amar para completar lo que dejamos pendiente en el primer amor, para tratar de hacerlo bien la siguiente vez?¿Amamos siempre a la misma persona?¿Es esa persona realmente la que nos sumió en la primera esclavitud del alma o algún arquetipo que yace en el fondo de nosotros mismos? Ya ves, muchas preguntas. Me urge volver a amar. Afortunadamente no importa saber sino sentir. Y en todo caso es tan emocionante compatir sendero con los demás de camino a donde sea que vayamos.

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