lunes, 11 de octubre de 2010

Mr. Smith - Operativo en Puerto Banús (3)

Barra libre
Miér Sep 08, 2010 12:02 pm

Mr. Smith – Operación en Puerto Banús (3)

A las 03:38 hora Zulú irrumpi por la ventana detrás de Kosa. Hora por mi reloj. Estoy seguro, por que lo miré. Quien escribe vive tomando notas al mismo tiempo para la versión escrita de después. Anote en mi libreta mental: No aterrizar sobre Kosa. Añadi: demasiado tarde. Siempre que ocurre es muy embarazoso. Alcé la vista y lo primero que comprobé es que la habitación estaba ocupada. Nerea, la que da miedo, no el colibrí, estaba sentada ante un teclado. Mientras Kosa y yo nos levantabamos del suelo repartiendonos nuestras correspondientes partes corporales (tenia una de mis manos en un lugar cimplicado de su anatomia. Me costó que me la devolviese), saque la pistola de dardos y apunte a la niña. Kosa dijo: “La Pekecha. Preciosa somos nosotros”. Ella se volvió con cara de sopresa. Mientras le daba una colleja a Kosa disparé la pistola. La niña se durmió casi enseguida. Lo cierto es que las Nereas me hablan poco, pero si las sigo anestesiando el problema no se va a solucionar. “¿A ti que te pasa? Hace un momento me hablaba tu cuerpo de otra manera”. “Es que nos has delatado. Nose, te necesito aquí ya”. “¿Eh?. Estoy ocupado viendo el video del alcorconazo”. “Cagando leches”. “El Odin este de las narices”. “Estás tardando. Traete el equipo portátil. Te vas a encargar de custodiar a una de la Nereas”. “Voy volando”. Un poco de psicología aplicada. Si una cosa he aprendido es a mantener a la tropa motivada. Por eso doy por bien empleado los pellizcos de Kosa. Aunque usarla como pista de aterrizaje había sido fortuito. “¿Y por que has dormido a la Pekecha?”. “Por tu culpa, Kosa. Voy a despertar a Nerea”. “Pero si la acabas de dormir”. “A la del peluche”. “Tanto jugar con las pekechas y mi jardín descuidado”. Me descolgué la mochila y la abri. Deposite a la niña sobre una de las camas que había en la habitación. Hice meditación profunda para mantener la mente en blanco. Fue Kosa esta vez quien me dio una colleja a mi. “¿Y eso por que?”. “No me gusta el giro en la trama”. “Estoy improvisando”. “Pues hazle menos caso a tu subconsciente y un poquito más a mi”. Se la veía tan adorable sobre las sábanas. Aquí llegó la segunda colleja. “Ouch. Esta ha dolido”. Esperaba sinceramente que la misión no acabara en una guerra de collejas. Lamentaba haberla iniciado. Me incliné dobre Nereikah y le susurré algo al oido. La había hipnotizado en la última conversación con ella y tenía que pronunciar la palabra clave para despertarla. “No, si crees que vas a estar más a gusto a solas con ella me voy a lo mío, que tengo mucha plancha”. La niña movio ligeramente las pestañas. Kosa y yo nos pusimos las gafas oscuras. Abrió los ojos y la habitación quedó bañada en luz. “No se, ponte las gafas de cristales ahumados antes de entrar”. “¿Has despertado a la niña?”. “No ha habido más remedio por culpa de Kosa”. La niña en cuestión se desperezo y luego me sonrió. “Hola Nerea. Necesitamos que me hagas un favor”. “Jajaja”. “Te ha entendido enseguida”. “Calla, Kosa”. “Es joven pero entiende el argot de los depravados. Tranquila, Pekecha, que yo te voy a mantener a salvo de él”. “Nerea, necesitó que te pongas ante el teclado y hables con Eastwood”. Sabía que estaba en el otro lado. Como si lo viera. Hasta me imaginaba la conversación: “Hoy me has decepcionado”. “¿Por qué, East?”. “De cualquier otro… Pero de ti no lo podía esperar”. “Pero dime que he hecho”. “Como si no lo supieras…”. “Dímelo, East, que intentaré no hacerlo más”. “Eso dices siempre, pero…”. Y a partir de ahí se replite el ciclo. Yo creo que es una cinta magnetofónica que ponen mientras esperan a quedarse solos en el chat. “Va a saber quien soy enseguida”. Una frase completa, y sin dibujitos. “East no distingue unas Nereas de otras. Siguele el rollo y ya está. Necesito que no se percate aun de que algo le pasa a la que da miedo”. “Vale, Rokko”. Me encanta que me obedezca. Se me está pegando de East. Lo malo es que para hacerlo se tuvo que levantar de la cama. Kosa me dio una tercera colleja. “Y ahora qué…”. “No me ha gustado ese comentario”. “Pero si ha sido con voz en off…”. Apunte en la bitácora: Solo comentarios positivos sobre Kosa, que se está volviendo demasiado real. El koala se sentó frente al techado. Me puse tras ella para poder leer lo que escribia. Otra colleja. “Esta por mentiroso”. De verdad que no me apetecía mucho escribir el tercer capítulo, pero lo que está claro es que no va a haber cuarto a este paso.

A laz 03: 45 se inició uno de los momentos más delicados y peligrosos de la misión. Nerea se puso a charlar con East. Editó un mensaje con un dibujito de uno de esos que silban, vaya usted a saber por qué. “Vale, en el próximo mensaje lo firmas”, le susurre al oido. La conversación era sin audio, pero le había cogido gusto a la cosa de susurrarle quedo. “¿Como dices, Nerea?”, pregunto East en su siguiente mensaje. “Que digo que la del peluche es una sosa, a que sí?”. “Ya sabes que yo solo tengo ojos para ti. A pesar de cómo me tratas. No me he fijado mucho en ella. No sabría decirte”. “Es que estoy segura que toda esa ñoñería es fingida”. Oyes, que la chiquitina estaba resultando un talento para el mal. ¿Qué es lo que le gusta por encima de todas las cosas a una chica? Eso mismo: criticar a la demás cuando no están. Kosa me dio una nueva colleja. “Eso ha sonado muy cínico”. Me parece que voy a matar a Kosa en el cuento enseguida. Esquive la nueva colleja que me llegaba.

A las 03:50 Nose irrumpió en la habitación saltando por la ventana. Aterrizó sobre Kosa que había improvisado su persona como colchoneta. “¿Novedades?”. “Sigue la reunión entre Patu, PP y los tipos del 1.4”. “¿Y Adalid?”. “En la piscina todavía”. Escribí un mensaje en mi móvil y lo envié a su destinatario. “Hemos tenido que dormir a Nerea”. “Pero si está despierta ahí”. “A la que da miedo”. “Ah”. “Quiero que te encargues de su protección a partir de ahora”. “Con sumo gusto”. “A la que da miedo, Nose”. La Pekecha del peluche seguía ante el teclado. No hacía más que reirse. Me noté algo celoso. “No te rías por escrito, niña”. “Mou también se rie mucho”. “Es para no amargarme a mi”. Se rió, pero por escrito. Que raro se estaba volviendo todo con Kosa en mi cabeza y el koala hablandome en la realidad mediante notas de Chat. “Jajajaja”. Cuatro jas es que le ha hecho mucha gracia algo. Con dos jas trato de esforzarme más en el siguiente mensaje. Solo por aliviar la tensión dije: “A ver, quiero todo el mundo en actividad. Uno, colibrí, sigue entreteniendo a East. Dos, Kosa, ve de avanzadilla. Mira a ver si los pasillos están despejados y si hay via libre hacia el lugar de la reunión. Tres, Nose, a partir de ahora respondes ante mi de la seguridad de Nerea-Mou”. Chasqueé los dedos tres veces para remarcar cada orden, como hacía Edgard G. Robinson en 1, 2, 3, la película de Billy Wilder. Kosa y yo salimos al pasillo mientras Nose se quedaba un momento protegiendo a las pekechas. Cubrí en una dirección mientras Kosa avanzaba a todo trapo en la dirección contraria. Luego volví a entrar en la habitación. “Si hay novedades nos las cuentas”. “Acabo de ver a un tipo con barba de una semana interpretando Cocaine con una guitarra acústica. ¿Puedo entrar en la habitación a decirle que me toque algo?”. Interesante. “¿Interesante? ¿No te vas a poner ni un poco celoso siquiera?”. Toda una noche con Kosa en mi cabeza, menuda perpectiva tan dantesca. “No me ha gustado ese comentario. Voy a volver a meter a la niña en la mochila y la voy a tirar por un barranco”. Pense que si no le hacia caso lo mismo se callaba. “Y el peluche me lo quedo para mi, a ver si me empieza a hacer caso alguien en este cuento”. Lo dicho, dudo que vaya a haber cuarta entrega. "Y, por cierto, es un error de guion tener a Sonia y Patu en una reunión que ya dura horas". Había creado un monstruo. "Y me siento desaprovechada. Haz que Nose me haga más caso y así crear una trama de celos". "Me da igual si te hace caso o no". ¿Pero por que me estoy hablando a mi mismo? "Por que me he filtrado en tí más de lo que te atreves a reconocer". Jesús, vaya noche que me esperaba.

Inciso: 6 días antes

PB: Y, sobre todo, quiero que nadie sepa que sois vosotros.
R: Iremos con los rostros cubiertos.
PB: ¿Y a quien vas a llevar?
R: A kosa y a Nose.
PB: Trata de mantenerla controlada. Acuérdate de la que te encargué el atraco del BBVA, estuvo durante toda la operación cantando la canción de María del Monte.
R: La necesito allí.
PB: ¿Para que exactamente?
R: Por si los planes no salen al detalle y nos tenemos que enfrentar a Sonia.
PB: No quiero que nadie salga herido.  Y menos ella.
R: Respondo de la seguridad de todos. No te voy a volver a fallar.
PB: Eso fue sin querer.
R: Aun así fue un error grave.
PB: ¿Y que saben del asunto?
R: A Kosa solo le he hablado del botín. Nose se que algo se barrunta, pero que también que se calla las preguntas.
PB: Buen elemento.
R: El mejor. Llevará el control de las operaciones. Pero si hace falta también entrará en acción.
PB: ¿Y no deberías llevar a alguien más?
R: Eastwood se lesionó practicando paracaidismo...
PB: Se veía venir.
R: …Y no he tenido tiempo de buscar y entrenar un sustituto.
PB: ¿Sabia el objetivo? Lo pregunto por que me hablan mucho sobre su leadtad al emporio.
R: Iba a enterarse cuando saltase sobre el, ni un minuto antes.
PB: ¿Y eso con que fin?
R: Es la táctica Always.
PB: Chico, no te entiendo.
R: Basta con lo entienda yo. Y el, claro.
PB: Eres un verdadero talento para el mal.
R: Voy apendiendo de mis maestros.
PB: Podeis llevaros todo lo que querais, pero el botín lo repartireis conmigo a partes iguales.
R: Yo no quiero mi parte.
PB: ¿Entonces que quieres?
R: Que me dejes usar la máquina.
PB: No es un juguete, Rokko. Tiene sus riesgos usarla.
R: Deseo un futuro que no ocurrirá jamás.
PB: ¿Piensas que habrá una realidad paralela donde tengas posibilidades?
R: Trataré de averiguarlo.
PB: Te costará encontrarla.
R: No pienso hacer otra cosa a partir de ahora que buscar esa posibilidad.
PB: Te charemos de menos.
R: En algún lugar me volverás a conocer. Intentaré no pelearme contigo esta vez.
PB: Más de lo que crees, Rokko.

No hay comentarios:

Publicar un comentario